El hecho ocurrió en la provincia de Tajar, donde las fuerzas de seguridad responsabilizaron a conservadores radicales que se oponen a la educación de mujeres y niñas. Según la Policía, los radicales islamistas usaron unos polvos tóxicos para contaminar el aire en las aulas y decenas de estudiantes perdieron la consciencia.

La Dirección Nacional de Seguridad (DNS, la agencia de inteligencia afgana) cree que los talibán están decididos a provocar el cierre de colegios.

"Su ofensiva primaveral consiste en parte en cerrar escuelas. Al intoxicar a las niñas pretenden generar miedo, intentan conseguir que las familias no envíen a sus hijas al colegio", explicó un portavoz de la Dirección Nacional de Seguridad, Lutfullah Mashal.

La semana pasada, el Ministerio de Educación afgano informó que en once provincias donde los talibán cuentan con un gran apoyo, los insurgentes lograron cerrar 550 escuelas. El mes pasado, 150 alumnas sufrieron una intoxicación en Tajar al beber agua contaminada.

Desde 2001, cuando fue derrocado el régimen de los talibán, las niñas y adolescentes volvieron a las aulas, especialmente en la capital, Kabul. Antes tenían prohibido trabajar y recibir educación.

Sin embargo, siguen produciéndose ataques contra estudiantes, profesores y centros educativos, normalmente en el sur y el este del país, que son zonas más conservadoras donde los talibán gozan de un mayor respaldo.