"Se reveló el amor de Dios en mí y empecé a vivir diferente. Se trata de dar amor. La conversión la viví silenciosamente", detalló la actriz, quien realiza junto a su hermano tareas solidarias en el Hospital de Niños y el Rivadavia.

"Lo que hacemos es una pequeña obra de misericordia que se llama La Casa Azul y en esa tarea cada uno trabaja en cosas diferentes. Mi hermano con los chicos enfermos del hospital y yo me encargué de recuperar el jardín de la Virgen. Todos rezamos, lo más importante de la obra es la oración", contó Millie.

De todas formas, la actriz no quiere abandonar por completo su rol en la televisión: "Quiero usar mi vocación como un servicio para comunicar valores que tengan que ver con lo que siento y expresarlo a través de un personaje, de la conducción o de un programa para la mujer".

"Hay un terreno en la televisión donde no puedo, no siento, ni quiero entrar a jugar. Quisiera hacer un programa con los valores de la fe. En donde se pueda contagiar el bien, la alegría y la fe. También me encantaría trabajar con los niños. Con mi hermano Juan Segundo tenemos un programa armado que se llama Hermanos Solidarios", finalizó.