El encuentro de Daniel Barenboim y Martha Argerich , en el Teatro Colón, marcó un momento en la vida musical argentina.

Fue el regreso de Argerich a Buenos Aires después de casi diez años de ausencia, fue también la vuelta de Barenboim desde 2010, y fue la primera vez que los dos se presentaron juntos en esta ciudad, esta vez con él como director y ella como solista.

El concierto, que rondó las tres horas, tuvo su propia cronología. Había empezado con la obertura de Las bodas de Figaro.

Después, el Primer concierto de Beethoven sonó en las manos de Argerich como una versión en miniatura de lo que fue la tarde entera: vuelcos abruptos, dramas, reposos.

La segunda parte, dedicada por completo a Maurice Ravel, podía seguirse tanto con el oído como con los ojos. Barenboim, dotado de un ascendiente inclaudicable entre los músicos israelíes y palestinos, cambiaba miradas o sonrisas con los instrumentistas; entre ellos Michael, su hijo y primer violín.