El realizador argentino Santiago Mitre acaba de llegar a Cannes donde mañana presentará en la sección La Semana de la Crítica "La patota", remake del histórico filme de Daniel Tinayre cuyo personaje principal fue encarnado por Mirtha Legrand y que en esta versión protagoniza Dolores Fonzi. Se trata de la primera estadía de Mitre en Cannes, luego de que ganara notoriedad con su opera prima, "El estudiante", que produjo de forma absolutamente independiente, por fuera incluso del sistema de subsidios, y logró vender a decenas de países, entre ellos Francia, donde se estrenó en 50 salas en simultáneo.

La película, que acá y en el exterior se conocerá bajo el nombre de "Paulina", reservando el título original solo para el mercado argentino, está producida, a diferencia de "El estudiante", bajo los moldes del sistema de la industria, con participación de Telefé y Telefónica Studios Internacional, entre otros capitales que concurrieron a su realización, y propone una versión no tan lejana del filme original de Tinayre de 1960, aunque en clave actual y con diferencias.

Filmada bajo el sublime fondo de las cañadas, la selva, la tierra roja y los ríos de Misiones, Mitre cuenta que eligió ese escenario, además de su belleza visual porque quería retratar una pobreza más rural y por las alternativas que daba el uso cotidiano del guaraní en la región. "Tenía la impresión de que el Conurbano y la marginalidad en la provincia de Buenos Aires ya fueron reflejados mucho en el cine argentino reciente, que la televisión ya lo retrató incontables veces y todo el mundo tiene como configurada una imagen de la marginalidad en Buenos Aires y las grandes ciudades y optamos entonces trabajar una pobreza más rural que nos parecía más interesante", asegura Mitre en un café de la Croissete que rodea el Palais du Festival de Cannes.

"Por otro lado -agrega- Posadas es una ciudad de frontera en el límite con Paraguay que incorpora el guaraní como lengua propia tan fuerte como el castellano y era interesante esa cuestión de que ese mundo ajeno a ella al que llega Paulina (Dolores Fonzi) como maestra de un proyecto de educación popular, tuviera un lenguaje que ella no conoce y la deja afuera".

Si bien ambas películas ponen en tensión el enfrentamiento entre dos mundos, uno culto y pudiente y otro marginado y carente; y entre dos pensamientos, el del padre y la hija, la cinta de Mitre se apoya con mayor espesura en el personaje de Paulina, borrando un poco los contornos de la patota original y prefiere discurrir sobre los dilemas morales, sociales e ideológicos que enfrenta el personaje principal, antes que elaborar algún tipo de mensaje, como era notorio en la cinta de Tinayre.