"El Clan" llegó este jueves a los cines, la nueva película de Pablo Trapero, que retrata los crímenes de la familia Puccio: una serie de secuestros y asesinatos que conmocionaron a la opinión pública a principios de la década del ochenta.

Guillermo Francella se pone en la piel de Arquímedes Puccio, el repulsivo patriarca de una familia oscura. El actor, logró mutar su imagen para transmitir en la pantalla el carácter siniestro de este personaje surgido de los años de plomo de nuestro país.

Hablamos con él y nos relató detalles del rodaje y de la composición de su personaje.

Sobre su personaje, dijo: "me tocó componer el personaje más difícil de mi carrera, en realidad lo construí junto a Trapero, de acuerdo a los pocos registros que existen de Arquímedes o recuerdos de sus vecinos y conocidos, un hombre de frialdad temeraria, estricto con su familia, capaz de cometer atrocidades y mentir descaradamente sin que se le mueva una ceja".

“Este personaje me permite despojarme de cualquier recurso que conozco de mí, con el que no me identifico ni me reconozco, pero no en lo estético, sino en lo oral, en el decir, en lo postural, me hace sentir pleno... Fue muy útil todo el proceso de ensayo, la transformación interpretativa, y explorar algo nuevo me llenó de placer. Pablo me dijo que cuando dialogaba no debía pestañear: fue difícil pero lo logré”, asegura.

“Es un personaje difícil, muy retorcido, un chacal. Hubo que construir este Frankenstein. Había ciertas cosas que tomábamos del material fotográfico, sabíamos que era severo, un tipo culto, con buena forma de hablar, poco afectuoso, que era el loco de la escoba y barría la vereda obsesivamente, pero en las fotografías notábamos ese poco afecto, el no aparecía tocando nunca a nadie", aseguró.

Francella sigue sorprendido por su personaje: "Veíamos la disociación que tenía ese tipo religioso, que iba a misa, haciendo la comida, ayudando en los deberes a su hija, en una situación difícil de pensar, por si pienso en mi vida, yo dentro de dos horas tengo que ver a mi madre, vos te vas a la redacción y los Puccio dentro de dos horas tenían que secuestrar a alguien. Algo pasaba allí, algo de complicidad también. Muchos decían que la familia era víctima de Arquímides... victimarios también. Hay un límite".

"Los gestos, las miradas, el no pestañear, el proponerle a Pablo cosas como demorar mis respuestas, intimidando, todo eso... Está muy trabajado el silencio. En el caso de Puccio, además de ser un 'servicio' estaba comprobado que fue sobreseído en temas como tráfico de armas, incluso en secuestros. Hablé con Sevini de Cubría y contó de su arrogancia...", recuerda el actor.

"Es muy difícil transmitir esa oscuridad, meterse en la piel de Arquímides Puccio fue asfixiante. Siempre lo hablábamos con Trapero, uy... tenemos que hacer tal escena, lo sabíamos, pero había que meterse con patas y todo, y con Peter (Lanzani), que es un chico con notable talento, lo hacíamos".