La acción se reparte entre las ciudades de Caracas y Buenos Aires en 1994, año en que sucede el atentado a la AMIA. Ahmed, libanés, y David, israelita, sobrevivieron a dos atentados que marcaron sus vidas desde la infancia y la culpa por haberse salvado los acompañará para siempre. Desde niños, son entrenados por organizaciones que tienen el mismo objetivo: acabar con el enemigo y defender la palabra de su Dios sin importar los métodos.