A medio camino entre la natación y la danza, el nado sincronizado es un desprendimiento del ballet acuático que nació a comienzos del siglo XX. Esta disciplina recibió un fuerte impulso a partir del suceso de la nadadora exótica Annette Kellerman, señalada como pionera en la materia.

Décadas después la artista de Hollywood, Esther Williams fue la sensación de los musicales acuáticos de los años 40 y 50. La secuencia en que las nadadoras alineadas van cayendo una a una a la piscina en su film Escuela de Sirenas (Bathing Beauty, 1944) se convirtió en patrimonio de la iconografía del siglo XX

Por Radio Continental la licenciada Gabriela Viglino, quien es jueza desde el 2000, aseguró que "La música hay que sentirla para poder interpretarla".

“Hay modas en las que no se usaba músicas cantadas y ahora está permitido. Tiene que ver también con la personalidad de las nadadoras”, concluyó.