En otro hecho con la violencia como condimento central, el árbitro chileno Osses suspendió el partido entre San Pablo y Tigre, en la final de la Copa Sudamericana, y los brasileros se quedaron con la copa, tras ganar por 2 a 0.

El encuentro fue cancelado cuando faltaban minutos para comenzar el segundo tiempo y la decisión final la tomó la CONMEBOL, que se desligó de los incidentes.

El secretario ejecutivo de la confederación que reúne a la AFA y sus pares de Sudamérica, Francisco Figueiredo, aseguró por el canal televisivo de deportes Fox Sports que como no había tiempo para jugar lo que faltaba se procedía a la premiación" y que el partido no se suspendía sino que se terminó con la victoria de San Pablo.

Figueiredo dijo que los jugadores estaban "exaltados" y señaló que la Conmebol pedirá que "se los proteja a la gente de Tigre hasta que abandone el país".

La final de la Copa Sudamericana que San Pablo le ganaba a Tigre en el estadio Morumbí fue terminada tras una grave agresión sufrida por el plantel argentino en el vestuario visitante.

Según denunció el DT de Tigre, Néstor Gorosito, los jugadores argentinos fueron golpeados y amenazados con armas por seguridad privada y policía de San Pablo, luego de una etapa inicial que terminó con una pelea entre los jugadores de ambos equipos en el campo de juego.