Venus, de 33 años y relegada al puesto 47 del ranking mundial de la WTA, saboreó las mieles del éxito ante su encumbrada hermana menor, que jugó lejos de su nivel y por eso fue claramente superada ante unas 4.500 personas que se acercaron para ver en acción a la mejor del mundo y terminaron la jornada aplaudiendo a su rival.

Sin dudas, la gran atracción de la tarde era observar a Serena, reciente campeona del Masters en Estambul, lo que le permitió cerrar un año espectacular, con un récord de 78 victorias y apenas 4 derrotas, con lo cual sumó 12 títulos, incluidos Roland Garros y el US Open.

Pero Serena se mostró incómoda desde el principio y fue fácil presa de su hermana mayor, que estuvo mucho más suelta, jugó con mayor precisión y hasta demostró más sentido del show, ya que bromeó mucho con el público, y también hizo jugar en dos ocasiones a los chicos que alcanzaron las pelotas, los ball-boys.

Venus, pese a haber tenido un par de temporadas malas, fue número uno del mundo en varias ocasiones, la primera en febrero de 2002, y también tiene una carrera brillante con 7 títulos de Grand Slam en singles y 13 en dobles, más la medalla dorada de singles en los Juegos de Sydney 2000.

Esos pergaminos, que incluyen también 44 títulos de singles, quedaron claramante expuestos en el set inicial que se llevó por 7-6 (8-6) y que pese a lo parejo del marcador, siempre la favoreció en el desarrollo.

Venus, que marcó claras diferencias con su look, ya que ingresó con ropa colorida de su propia marca y saludó al público en un correcto castellano, lució más veloz e hizo daño con su derecha y un revés a dos manos casi perfecto que desbordó el juego de su hermana y así prevaleció en el tie break.

En el segundo parcial, Serena comenzó muy errática, falló derechas de fácil resolución y eso inclinó definitivamente el partido en favor de Venus.

La mayor de las Williams quebró dos veces, para 1-0 y 3-0, y sacó muy bien, lo que le permitió adelantarse 4-0 con un dominio total sustentado en su mayor velocidad de piernas y convicción para ir a buscar la definición del punto, ante una escasa resistencia del otro lado de la red.

Serena estuvo muy lejos de ser la tenista que apabulla a sus rivales y se la notó incómoda en una superficie como el polvo de ladrillo en la cual su derecha no produce tanto daño y los largos peloteos la fastiidaron, al punto de cometer errores groseros con su derecha, la mejor del circuito.

Venus, más enfocada, no vaciló, atacó por el lado del revés y se llevó el set por 6-2 y así la victoria final, en una exhibición a la que llegó como partenaire y sin embargo por mérito propio y errores ajenos se transformó en la protagonista principal.

Más allá del resultado, que al fin y al cabo fue anecdótico, el público argentino, que derramó lágrimas con el adiós definitivo del tenis del cordobés David Nalbandian, se dio el lujo de ver en acción a las más grandes estrellas del circuito, en apenas un puñado de días.

Así desfilaron el super campeón español Rafael Nadal, líder del tenis masculino, su escolta, el serbio Novak Djokovic, y las hermanas Serena y Venus Williamas, que aparte de ser dos grandes de verdad, cambiaron el circuito femenino en base a potencia y glamour, lo que no es poco, y por una semana Buenos Aires fue el epicentro del tenis mundial.