“No imaginaba que fuéramos a tener unas primeras etapas tan duras. La verdad es que llovió mucho y eso complicó las cosas con los cortes en el camino, caminos rotos y el otro tema que complicó todo fue el calor”, dijo Castera.

Este hombre que alguna vez reconoció que se siente satisfecho cuando un piloto lo insulta “porque eso quiere decir que la etapa fue buena”, explica ahora que a la dificultad inicial pensada por los organizadores se le sumaron “temperaturas increíbles” que en la quinta etapa llegaron a oscilar entre 47 y 49 grados.

Para Castera “el Dakar es una prueba difícil pero necesita equilibrio: tampoco es bueno terminar con apenas 10 corredores. No queremos ser selectivos". "Pero el Dakar es una prueba difícil que exige físico, moto, cabeza, muchas cosas, y hay que tenerlas todas. Al que le falta no puede terminar. Igual, los abandonos son más de los que habíamos pensado”, agregó.

Castera explicó que durante los seis años que el Dakar lleva en Sudamérica, se tuvo presente una combinación de factores para endurecer las etapas, no sólo la cantidad de kilómetros. El de 2014 será el rally más extenso en kilómetros de carrera desde que la competencia cambió de continente.

En ese sentido, el director deportivo recalcó que a la hora de diseñar el recorrido se tuvo en cuenta "intercalar distintos tipos de terreno", tal como ocurrió en estas seis etapas disputadas.

“Estamos más cerca de lo que hemos hecho en Marruecos, con caminos con mucha piedra, menos rápidos y más complicados, lo que quiere decir que el piloto va a luchar más, va a estar más tiempo en el vehículo. Todo esto crea más dificultades”, resumió

En Chile, en cambio, “no vamos a tener temperaturas tan altas y cuando lleguemos a Calama seguramente vamos a tener más frío, con 25 grados, nunca más de 30, y cerca del mar. Son terrenos más conocidos”, remarcó Castera.

Como cada primera semana, el francés dialogó con la prensa para hacer un balance de la competencia, aunque esta vez la muerte del piloto de motos, el belga Eric Palante, hallado sin vida el viernes en un camino de carrera de la quinta etapa, sobrevoló la charla.
“Siempre hacemos autocríticas de lo que pudo haber salido mal, de aquello que hay que mejorar, porque si no las hacemos no avanzamos, pero para mí hoy no es el día para hacerlo. Tal vez para ustedes sí, pero habrá que esperar que el Dakar termine”, se excusó.

Sin embargo, el director deportivo rechazó las quejas sobre el road-book (libro de caminos): “Está hecho por hombres y puede tener errores pero suele estar muy ajustado. Los puntos de control del jueves estaban casi perfectos pero también es muy difícil que los pilotos acepten que se equivocan y siempre atribuyen la falla al road-book. Hace 10 años hago este trabajo y estoy acostumbrado”, se resignó.