La sensación que queda respecto del clásico jugado en El Monumental es que Racing consiguió lo que quería y River no. El equipo de Juan Antonio Pizzi ejecutó a la perfección lo que salió a hacer: defenderse y sacar un empate. En un partido demasiado trabado, el Millonario no logró desbloquear el cerrojo defensivo de la Academia ni siquiera cuando tuvo un hombre de más y, en consecuencia, igualaron 0 a 0.

Racing arrancó con un intento de presión alta y un posterior repliegue paulatino, que terminó siendo total. A pesar de no tener volantes con la marca entre sus virtudes más destacadas, juntó líneas, destinó nueve hombres a la marca y permitió pocos espacios. Tanto que Tomás Chancalay, habitual delantero, se retrasó al punto de que por momentos pareció un sexto defensor.

River cometió algunas imprecisiones en el primer pase poco habituales. Sin tener su noche más lucida, el equipo de Marcelo Gallardo adelantó líneas, se hizo cargo de la pelota y se adentró con casi todos sus futbolistas a campo rival. Sin embargo, casi no pudo generar oportunidades y el primer tiempo se fue con mucha más pena que gloria.

El inicio del segundo tiempo tuvo un mayor ida y vuelta. El equipo de Pizzi volvió a intentar atorar la salida rival durante los primeros minutos y se aproximó mediante pelotas paradas y el de Marcelo Gallardo, con espacios, empezó a ser un poco más profundo.

La primera clara se originó a partir de un tiro libre que generó Matias Suárez a la espalda de Juan Cáceres. Nicolás De La Cruz ejecutó al palo de Gabriel Arias y el arquero tapó en la primera y contuvo en la segunda tras el remate un Julián Álvarez.

Pocos minutos después, una nueva pelota disputada entre Suárez y Cáceres desencadenó en la expulsión del de Racing. El defensor, que en la primera mitad lo había controlado bien, fue con la pierna sobre la cintura del ex Belgrano. Rápidamente, Pizzi sacó a Ignacio Piatti, el más adelantado de los que defendían, puso a Iván Pillud y comprometió a Enzo Copetti, hasta entonces suelto, con la marca. A los 20, en River entró Agustin Fontana y la primera que tocó fue un mano a mano claro, tras un pase entre líneas de Álvarez, pero el ex Banfield controló largo, Arias atoró y contuvo el peligro.

Desde entonces, la Academia tuvo sus 10 mejores minutos del partido. Empujó, insistió y se arrimó de pelota parada, pero chocó ante una defensa que con el regreso de Jonatan Maidana fortaleció notoriamente su juego aéreo. El encuentro se diluyó sin que suceda mucho más.

Los efectos del arrollador 5 a 0 en la Supercopa Argentina se vieron notoriamente reflejados en este encuentro de la Copa de la Liga. Racing no quiso el golpe por golpe en ningún instante del encuentro. Aprendió de la experiencia e hizo todo lo que estaba a su disposición para que el encuentro finalice empatado, tal como lo había planificado.

La discusión, en todo caso, debe plantearse en torno a si es correcto que un equipo grande como la Academia apueste pura y exclusivamente a no perder y, en todo caso, por qué se siente tan inferior como para tener que plantear el encuentro de ese modo.