Roberto Amador es uno de los 67 empleados que fueron despedidos por la autopartista Gestamp y luego reincorporado a partir de la conciliación obligatoria que dictó el Ministerio de Trabajo bonaerense.
 
En La Vuelta, el trabajador recordó que “la empresa argumentó para cesantearnos que nos sancionaba por obstruir la producción, pero eso lo desmentimos. La suspensión a partir de abril fue arbitraria”. Amadro aseguró que la empresa no tiene ningún problema económico.
 
“Ingresamos a plata 9 compañeros mientras que otro tanto quedó afuera haciendo acciones”, reconoció sobre el conflicto que paralizó la fábrica por completo la semana pasada.
 
La multinacional española de autopartes provee de insumos a la gran mayoría de las terminales automotrices del país.