Para 2019, Isabel Natividad Díaz Ayuso tenía 40 años, su desempeño en cargos políticos era discreto: había sido una diputada sin mayor brillo de la Asamblea Regional de Madrid, y había trabajado como community manager de Esperanza Aguirre, presidenta del Senado español por entonces.

El Partido Popular (PP) estaba en problemas, como desde hace ya un tiempo, y retener la Comunidad de Madrid parecía una aventura, todo indicaba que la perdería a manos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y sus aliados de Podemos, después de más de 20 años.

Y entonces decidieron mandar una novata. Si perdía, como era lógico, le serviría para aprender e intentar la próxima, si salía la jugada, podría aparecer una nueva figura que le diera otro cariz al PP.

Ayuso ganó, ahí nomás, flojito, 22% de los votos, ninguna chance de armar gobierno por su cuenta, lo que la obligaba a una alianza parlamentaria. La consiguió, acordó con Ciudadanos, un partido nacido en Catalunya con sesgo independientista, y formó gobierno, endeble, complicada. Los últimos cuatro presidentes de la Comunidad de Madrid antes que ella, todos del PP, terminaron ante la Justicia respondiendo por corrupción.

Su fragilidad, proveniente de sus débiles victoria y alianza electoral, la ponían en severo riesgo. Pero lo superó. De golpe, al asumir, Ayuso fortaleció su discurso y mostró su carácter, y vino la pandemia, casi de inmediato. El gobierno central del presidente de gobierno español, Pedro Sánchez, del PSOE y aliado de Podemos (centroizquierda e izquierda respectivamente) tomaron el mismo camino que la mayoría de los gobiernos de su perfil: confinar y por ende, cerrar la economía casi en su totalidad.

Ayuso se plantó: Madrid no se cierra, especialmente después de la primera ola. “Lo que vivimos en marzo fue mucho peor de lo que se recuerda, porque no se han visto muchas imágenes de lo que se ha vivido, pero fue tremendo y puede volver a haber un confinamiento mayor, si no nos ponemos todos en marcha otra vez y nos separamos un poco”.

“Somos imprescindibles, tenemos una economía que no puede parar, debe seguir su marcha, tenemos que aprender a convivir con este brote. Podamos ir al trabajo o a estudiar y que nos cuidemos mucho para seguir manteniendo la actividad, no con la fuerza acostumbrada en Madrid, pero sí con estas restricciones hasta que consigamos bajar el contagio masivo”.

“Si prima una acción sanitaria sobre todo lo demás, ahí se acaba con el virus, pero se muere y se seca la Comunidad de Madrid”.

Madrid la amó, sacó la cara por todos los que se estaban fundiendo y comenzó una lucha contra el gobierno central, retórica y de hecho. Mas de 3.500 empresas que se estaban fundiendo por el cierre en Barcelona, se mudaron a Madrid, y reverdeció una capital en ruinas.

Cuando mediante normas federales Sánchez insistió con los cierres, Ayuso fue a la Corte de la Comunidad de Madrid, y consiguió que se declare inconstitucional la norma dictada por el presidente del gobierno federal.

Ganó en el discurso, ganó en la Corte, ganó en la economía y ganó adeptos, muchos.

El discurso fue sustancial, porque a medida que prosperaba en su lucha con Sánchez, el PSOE y Podemos, la situación hacía que en toda España creciera el partido VOX, de derecha, más de derecha que el PP al que representa Ayuso.

Pero en Madrid no, o en Madrid menos, al punto que se vio en el resultado de ayer. VOX hizo una elección mediocre. ¿Por qué?. Porque Ayuso absorbió a los electores que tenían la tendencia a sufragar por VOX, con su discurso duro, con su confrontación con el gobierno central, con su potencia política.

Ayuso paró a la izquierda y también a la ultraderecha. Con el abrumador resultado de ayer, se quedó con mayoría propia en la Asamblea de Madrid, pero además hizo saber a VOX que tiene que caminar con ella si quiere participar del poder, y mandó a su casa, renunciando a todos sus cargos, a Pablo Iglesias, el líder de Podemos, vicepresidente del gobierno español por su alianza con Sánchez y el PSOE, quien recibió una paliza electoral sin precedentes.

En su perfil de Twitter puede leerse a modo de presentación: “Presidenta de la Comunidad de Madrid, la región más libre y casa de todos los españoles. Libertad y después, todo lo demás”.

Hoy Isabel Díaz Ayuso tiene 42 años, es indiscutidamente, la líder de un Partido Popular que no tiene otra figura relevante, le ha indicado a VOX que si no se resigna a caminar a su lado como socio minoritario, desparecerá todavía antes que Podemos. Tiene tras de sí, los votos de la Comunidad de Madrid, la mas densamente poblada de España. Jubiló a Iglesias en sólo una elección y debilitó severamente al presidente Sánchez y al PSOE.

Pocas dudas caben que es la figura mas descollante la política española y la aparición mas espectacular de los últimos años, y más que probablemente, la próxima presidente del gobierno español. Me atrevo a pronosticar, en otra elección en que se impondrá por escándalo.