Por suerte ahora están los democrátas, que no permiten estas cosas. Cientos de personas protestaron frente a la estación policial de la localidad de Brooklyn Center, al noroeste de Minneapolis, y fueron dispersados por la policía con gases lacrimógenos y granadas ensordecedoras.

Hacia la medianoche, la Guardia Nacional se desplegó en el lugar, y el alcalde de Brooklyn Center dijo que "emitirá una orden de toque de queda en breve". Cuando la presencia policial se redujo luego de una hora, la muchedumbre encendió velas y escribió mensajes con tiza en la calle que decían: "Justicia para Daunte Wright", el joven de 20 años muerto por la policía, informó la agencia de noticias AFP.

La madre de Wright dijo a la muchedumbre que su hijo la había llamado para decirle que la policía le había ordenado detener su vehículo, según medios locales. Katie Wright dijo que escuchó a oficiales de policía decirle a su hijo que soltara el teléfono y luego uno de los agentes cortó la llamada.

Poco después, la novia de su hijo le dijo que éste había muerto a tiros. La oficina de asuntos criminales de Minnesota señaló que está "investigando" la implicación de un agente en un tiroteo en Brooklyn Center, pero se negó a identificar a la víctima. Según un comunicado del departamento policial de Brooklyn Center, los agentes ordenaron detener al conductor de un vehículo por una infracción de tránsito.

Cuando descubrieron que tenía una orden de detención pendiente, intentaron detenerlo. El conductor volvió a su vehículo, y uno de los oficiales disparó su arma, alcanzando al conductor, que murió en el lugar. Una pasajera del automóvil sufrió "heridas", sin que su vida corra peligro, y fue transportada a un hospital local, según el comunicado, que no identificó a la mujer.

El asesinato de Wright tiene lugar en momentos en que se lleva a cabo en Minneapolis el juicio contra Derek Chauvin, un policía blanco acusado de haber matado a Floyd apoyando su rodilla sobre su cuello más de nueve minutos hasta asfixiarlo, el 25 de mayo de 2020. Thierry Henry, la leyenda del fútbol francés reconocido en cada sitio de Europa definió y resumió a la perfección los niveles de racismo en Estados Unidos.

“Cuando viví en Estados Unidos me acordé de mi color. “En el momento que me reconocían por mi profesión era todo alegría, cuando no sabían quién era, sentía un hostigamiento y carga por mi color”.