El gobierno prepara una serie de medidas restrictivas a la circulación y tendientes a evitar lo mas posible el contacto entre las personas, para tratar de evitar la propagación del coronavirus y la saturación de las camas de terapia intensiva, que se encuentran al borde del colapso en la zona del AMBA.

Esta vez, las medidas tienen el acuerdo del jefe de gobierno porteño, incluso cuando la restricciones afectarían un alto porcentaje de las clases presenciales. Hay dos posibilidades que todavía se discuten a este respecto: suspender directamente el colegio secundario y mantener la escuela primaria, o habilitar solo algunos grados y algunos años del secundario. En definitiva, después de tanta batalla, Horacio Rodríguez Larreta va a acetar lo que se decida al respecto.

Por cierto, las clases no son lo único. Es probable que se amplíe el toque de queda respecto de los horarios, que se limite la circulación a los llamados "esenciales" y que se implementen rígidos controles de circulación en la vía pública y en los grandes centros de trasbordo de pasajeros como Once, Constitución o Retiro.

Además, se endurecería el otorgamiento de permisos para trasladarse y se ordenaría un reempadronamiento de los habilitados para chequear que sean verdaderamente personal esencial.

En este caso, la fuerzas de seguridad federales trabajaran articuladas con las policías de la Ciudad y bonaerense para mejorar la eficiencia de los controles, con mayor distribución territorial de las fuerzas de seguridad.

Es probable también, que las profesionales liberales, como contadores, psicólogos y abogados deban volver a la atención virtual, que los negocios solo puedan vender en horarios restringidos y atender únicamente en la calle, y limitaro anular las actividades recreativas.

Fuentes cercanas a la Casa Rosada admiten además, que podría haber una suerte de bloqueo total los fines de semana, que es cuando, dicen algunos, se producen los mayores descontroles y amontonamiento de personas. Por otro lado, el cierre en esos días, no afectaría mayormente la actividad comercial, salvo la gastronómica que es siempre la mas golpeada.

En definitiva, siguen las cavilaciones y las negociaciones. Lo que es seguro es que habrá nuevas limitaciones y que esta vez, Larreta no exhibirá conatos de rebeldía.