El dictador y genocida Jorge Rafael Videla dejó de existir este viernes y con su muerte se abren incógnitas, sobre lo que pudo haber callado, pero también infinitas reflexiones uno de los pasados más crueles que vivió la historia de nuestra país.

“Lo que me preocupaba de este hombre es que en ningún momento tuvo arrepentimiento alguno”, enfatizó uno de los querellantes en la causa que juzgó al ex presidente de facto en Córdoba, Adolfo Pérez Esquivel.

“Este hombre pasó por la vida haciendo mucho daño y con un autismo total”, remarcó el premio Nobel de la Paz.

“Era un hombre de comunión diaria…es querer darle a eso un aval religioso, son las distorsiones mentales y todo lo que significó la doctrina de la seguridad nacional en los pueblos latinoamericanos. Esto ocurrió en un contexto”, subrayó Pérez Esquivel.

“Las Fuerzas Armadas por sí solas no pueden dar un golpe de Estado: necesitan la complicidad de algunos sectores civiles, religiosos, empresarios…”, evaluó el defensor de los derechos humanos.

“Hay que tener mucha serenidad, no tomar estas cosas con odio ni revanchismo, sino pensar en construir y tener memoria para conformar una sociedad más justa para todos”, sintetizó.

“Con su muerte no se cierra un ciclo, hay que seguir trabajando por el esclarecimiento y la vida actual de nuestros pueblos”, dijo Pérez Esquivel.