Alberto Fernández aprendió de la experiencia pasada. El cierre total de fronteras y a la vez el confinamiento que realizó el año pasado para esta misma época, tuvo resultados negativos a mediano plazo, especialmente en su imagen pública.

Ahora la gente esta alerta. Nadie quiere contagiarse, pero tampoco nadie quiere encierros ni volver a cerrar la economía. Así que el presidente va de a poco. Ya limitó los vuelos del exterior, recomendó no salir del país, y rogó, por cadena nacional “que el Covid no nos vuelva a encerrar”.

En realidad, el encierro no es decisión del Covid, sino una política del gobierno para combatirlo. Pero ahora el presidente esta pensando en dar un paso más, incrementando las restricciones por la vía de otro DNU, que incremente las limitaciones. La primera medida en análisis, es el confinamiento en hoteles de todos los argentinos que vuelvan del exterior y a su costa.

El que se va de vacaciones, deberá contar también con dinero para solventarse la estadía en un hotel argentino, para pasar el aislamiento obligatoria que impondría el gobierno. Se estudia además un reordenamiento y redistribución de Gendarmería Nacional y Prefectura Naval, para bloquear las llamadas “fronteras porosas” en las que la gente entra y sale en balsa o a pie, desde y hacia Bolivia, Paraguay y especialmente, Brasil.

¿Los vuelos al exterior?. Al mínimo. Carla Vizzotti pugna por cerrarlos hace días, y el miedo a la cepa de Manaos va empujando al presidente a hacerle caso. El presidente prepara el DNU para firmarlo mañana, y salvo que aparezca la fórmula mágica que liquide el Covid, es un hecho.