Que el inicio de lo que podría ser un escenario de desobediencia civil, este en manos de niños de primaria, acompañados por mozos de restaurantes y bares, era algo impensado. Pero está a la vuelta de la esquina.

Son muchos los colegios que piensan abrir sus puertas de todos modos el lunes próximo, aunque el Presidente haya decretado que deben estar cerrados. No solo en la CABA, donde el titular del Ejecutivo Nacional pone su mayor acento.

La escuela privada Esseri de City Bell remitió un mensaje a las familias de sus alumnos, diciendo que pondrán en juego todos los “instrumentos legales necesarios para hacer valer el derecho de cada niño y niña a su acceso a la educación y el respeto a su integridad como personas, siempre priorizando la responsabilidad en el cuidado de su salud”. Las autoridades agregan que: “Nuestro Colegio ha establecido protocolos, capacitado al personal, y adecuado las instalaciones para cuidar la salud de todos. Es por ello, que tanto en el Nivel Inicial como en el Nivel Primario, prácticamente no hemos registrado casos de COVID. Lo mismo ha ocurrido con la mayoría de la Educación en Argentina, con casos de contagio menores al 1%”, explican.

Pero Esseri no será el único. En CABA varios colegios privados están organzando las clases para el lunes, con los docentes, los chicos y los padres y a ver que pasa. ¿Vendrán gendarmes uniformados y armados al mando de Sabina Frederic a sacarlos de los pelos y detenerlos por violar el Código Penal? ¿Donde encerraran a los de segundo grado? ¿Las madres resistiran con piedras y palos? La rebelión infantil está en puerta.

Los empresarios gastronómicos también piensan en rebelarse y no acatar las medidas. Y están apoyados por el gramio, que en CABA conduce el peronista rebelde Dante Camaño, y muchos no quieren dar el brazo a torcer. "Estamos forzados a no acatar. Está comprobado, por lo que paso en estos cinco meses, que un restaurante con el aforo reducido y las puertas abiertas no provocó la segunda ola", dicen los empresarios.

Si abre un restaurant y la gente se sienta a comer, respetando todos los protocolos, ¿ingresará la Prefectura Naval, cachiporra en mano, golperá a comensales y mozos trabajadores y los conducirá esposados a un celular? ¿No será mejor emigrar a Cuba a efectos de obtener mas libertades?

La rebelión infanto-gastronómica esta latente, y de producirse, es un misterio la respuesta del Estado. Si no hace cumplir lo que ordenó, su legitimidad de despedaza más todavía de lo que lo está. Si reprime infantes de 8 años y sus madres, se pone a la altura de Muammar Kadafi. En definitiva, es su propia encerrona.