El ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán, soltó una frase al pasar, pero dejó entrever una idea que dentro del gobierno provincial tiene fuerza. "Si empezamos con las excepciones, después dicen 'no hay clases pero hay fútbol'. Hay que dar el ejemplo. Si es algo drástico, tiene que ser en serio para todos", expresó con el objetivo de medir la respuesta popular y el impacto de una posibilidad que se baraja desde hace unos días.

La intención es lograr desde su territorio una detención total. El Gobierno Nacional, por ahora, no piensa en suspender el fútbol y desde la AFA no moverán un dedo sin una señal clara del Poder Ejecutivo. Sin embargo, la intención ya está instalada.

Pero, ¿ha pasado en muchos lugares del mundo que el fútbol haya regresado tras la primera etapa de confinamiento por COVID-19 y luego haya vuelto a cesar sus actividades? ¿Alguna liga se paró como consecuencia de una segunda ola?

No hay en las principales ligas de Europa ningún caso de suspensión tras el regreso a la actividad luego de la primera gran ola. Durante el año pasado el retorno fue lento pero paulatino y desde entonces todo se ha dirigido lentamente hacia los estándares pre pandemia, todavía no alcanzados.

Comenzaron a jugarse las ligas locales, sin público, y tras su finalización se disputaron en Lisboa los torneos continentales, con el objetivo de no viajar de un país al otro y regresar al de origen y, por ende, tener que pasar por periodos de cuarentena.

Desde que se inició la temporada vigente, a mitad del 2020, se volvió a la modalidad habitual de disputar las competencias nacionales y las internacionales al mismo tiempo y realizar los viajes necesarios para jugar donde corresponda. Inclusive en algunos países comenzó a regresar el público en menor medida a los estadios.

Hubo, por supuesto, algunas excepciones. Por ejemplo, el Atlético Madrid debió jugar la ida de los octavos de final de la Champions League frente al Chelsea como local en Rumania. Las autoridades españolas impusieron restricciones a los vuelos procedentes de Reino Unido como consecuencia de la crisis sanitaria en esas tierras en las que surgió, en su momento, una nueva y más contagiosa cepa del virus.

Pero el campeonato internacional no se suspendió y ningún torneo local se detuvo. En Sudamérica hay restricciones recientes que alteran la disputa de algunos torneos de forma similar a lo que sucedió en el Viejo Continente.

La alcaldía de Bogotá, por ejemplo, determinó que en su territorio se suspendiese toda actividad deportiva, inclusive los partidos de fútbol profesional. La medida tomada por las autoridades de la capital colombiana no detiene los torneos, pero sí obliga a los equipos de la ciudad a buscar otras localías para afrontar sus competiciones. La Equidad, que integra grupo de Sudamericana con Lanús, e Independiente Santa Fe que comparte zona en la Libertadores con River, deberán mudarse para disputar encuentros esta misma semana.

Los antecedentes que más se asemejan a lo que busca la Provincia son dos: el de San Pablo y el de Ecuador. Hace aproximadamente un mes, el Gobernador Joao Doria determinó la suspensión del fútbol nuevamente en el estado más poblado de Brasil.

Pero hay una cuestión fundamental a tener en cuenta que diferencia el caso con lo que podría suceder en nuestro país. Actualmente, no se juega en Brasil un campeonato nacional, sino que se disputan torneos estaduales.

Por ende, prohibir la actividad en San Pablo, implicaba parar el Campeonato Paulista, pero no afectaba en lo más mínimo a los otros equipos de otros sectores del país. Además, en un inicio no había torneos internacionales en disputa, por lo que tampoco se afectaba tal cuestión.

Luego, los equipos paulistas comenzaron su participación en Copas y debieron cambiar su localía: Palmeiras jugó por la Recopa con Defensa y Justicia en Brasilia y Santos la vuelta de la fase previa de la Libertadores con San Lorenzo, también. Pero luego, el campeonato paulista se retomó y ya para el comienzo de su participación en la fase de grupos del máximo torneo continental pudieron jugar como locales en sus estadios de siempre.

En Argentina, la Provincia aboga por un cierre total del fútbol, no solo por la suspensión de la actividad en su distrito. No puede frenar el fútbol al prohibirlo en Buenos Aires, porque no se juega un torneo provincial sino uno nacional.

La prohibición de jugar en tierras bonaerenses solo traería como consecuencia una búsqueda desesperada y contraproducente de los equipos de allí por conseguir localías en otras partes del país.

Además, desde el propio gobierno provincial no tienen una respuesta clara respecto de qué hacer con los campeonatos internacionales que se están disputando. Esa falta de soluciones en esa materia ahuyenta aún más a las autoridades nacionales de tomar la determinación de cerrar. Empujar a los clubes argentinos a afrontar los costos de una potencial localía en otro país implicaría romper relaciones estrechas que hoy existen entre la política y el fútbol.

Ni hablar de provocar la eliminación de todos los equipos argentinos de la Sudamericana y la Libertadores por impedirles jugar en territorio nacional. En ese caso los costos políticos serían devastadores.

El otro caso, muy reciente, es el de Ecuador. La Liga Pro de ese país tuvo que suspender la pasada fecha como consecuencia de las medidas que restringen la circulación totalmente los fines de semana. Además, se estableció un toque de queda de 20 a 5 hs. de lunes a viernes.

De todos modos, la intención de la Liga es no detener el fútbol sino reprogramar los partidos a días y horarios de circulación permitida. Este caso también difiere en que las medidas restrictivas rigen en 16 de las 24 provincias del país y no se trata de una iniciativa pura y exclusivamente de una sola.

Hay un intento por no exceptuar al fútbol de las actividades prohibidas y dar el ejemplo, tal como manifestó el ministro Gollán. Por otro lado, la cuestión de la participación de sus equipos a nivel internacional está resuelta: los partidos se juegan en días de semana y deben hacerse dentro de los horarios permitidos, porque no existe un cierre absoluto y permanente, sino una restricción de días y horarios.

Si el fútbol en Argentina sufre algún tipo de modificación o suspensión será, seguramente, para acompañar un paquete de medidas restrictivas que rijan sobre toda la sociedad. En consecuencia, otra cuestión que el Gobierno Nacional analiza es la conveniencia o no de quitar una distracción y un divertimento teniendo en cuenta que, en general, toda medida gubernamental en pandemia tiende a alentar a la población a que se quede en su casa.