Todo comenzó cuando Hollis salió ileso cuando un amigo que vivía con él se enfermó gravemente con el COVID-19. Tres meses después del suceso, en una conversación que sostenía con el médico Lance Liotta, el escritor le comentó de manera casual la experiencia de convivencia que había tenido con su amigo y cómo había salido airoso de un posible contagio. 

El también profesor de la Universidad George Mason, en Estados Unidos, no dudó e invitó a Hollis a participar como voluntario en un estudio científico. “Obtuvimos sangre de Hollis en diferentes momentos y ahora es una mina de oro para estudiar diferentes formas de atacar el virus. Se podría diluir sus anticuerpos al uno por mil y seguirán matando el 99% del virus" explicó Liotta. 

En la mayoría de las personas, los anticuerpos que se generan para combatir el virus atacan las proteínas de las espículas del coronavirus, formaciones puntiagudas en la superficie del Sars-Cov-2 que le ayudan a infectar las células humanas. 

“Esta fue una de las experiencias más surrealistas de mi vida. Sé que no soy la única persona que tiene anticuerpos de este tipo, sólo soy una de las pocas personas a quien se le han descubierto", indicó Hollis que todavía usa barbijo pero le perdió el miedo a realizar las compras en el supermercado. Además de los miles de personas involucradas en el sistema de salud de todos los países, aparece un nuevo héroe que da esperanzas en la lucha contra el COVID-19.