En sus primeros 100 días de Gobierno, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se dirigió a la nación y ante una sesión conjunta del Congreso, el mandatario celebró la gestión de sus funcionarios contra la pandemia del Covid-19. Además, indicó la importancia del regreso al Acuerdo de París y la reanudación de las relaciones internacionales, tras el enfoque de aislamiento de su antecesor, Donald Trump.

El demócrata, aún tiene promesas de campaña pendientes ya que comunicó una inversión de 1,800 millones de dólares en las familias estadounidenses. En la histórica batalla contra China, Joe Biden, apuntó al gigante asiático en su primer discurso , prometiendo mantener una fuerte presencia militar estadounidense en el Pacífico así como impulsar el desarrollo tecnológico y el comercio.

"Simplemente no hay razón para que las palas de las turbinas eólicas no se puedan construir en Pittsburgh en lugar de Beijing", dijo el mandatario, quien se ha referido repetidamente a la competencia con China como el mayor desafío de política exterior que enfrenta el país.

El presidente de Estados Unidos dio mayor prioridad a China que a cualquier otro tema de política exterior en un discurso que se centró principalmente en las políticas internas. Ha estado instando a los legisladores a aprobar un amplio paquete de legislación bipartidista que ahora se abre paso en el Senado y que presionaría a Beijing en diversos temas como el respeto a los derechos humanos, el desequilibrio comercial entre el gigante asiático y el desarrollo de nuevas tecnologías por parte de Estados Unidos para competir de manera más efectiva con China.

Rusia, el otro competidor, también formó parte del discurso de Joe Biden. El máximo mandatario norteamericano dijo que había dejado claro al presidente Vladímir Putin que la interferencia de Moscú en las elecciones estadounidenses y los ataques cibernéticos contra el gobierno y las empresas de su país tendrían consecuencias, aunque aclaró que Washington no busca una escalada en su relación con Moscú. También aseguró que trabajaría en estrecha colaboración con sus aliados para contrarrestar las amenazas de los programas nucleares de Irán y Corea del Norte.