El “grupo de la muerte” de la Eurocopa tuvo su duelo más destacado en la primera fecha; un choque que bien podría repetirse en una eventual final. Francia y Alemania se enfrentaron en Múnich en el debut de ambos y el campeón del mundo ganó por 1 a 0. En un partido de alto nivel técnico pero también de mucha tensión, la única diferencia en el resultado se produjo por un gol en contra de Mats Hummels.

El equipo germano intentó adueñarse del partido con un juego de posesión lento en mitad de cancha pero más vertiginoso unos metros más arriba. El conjunto galo, en cambio, tardó en entrar en partido por la posesión rival, pero cuando lo consiguió demostró la inmensa jerarquía que tiene y lo poco, en términos de toques y de tiempo, que necesita para generar daño.

De a poco fue haciendo de los arrestos individuales de sus futbolistas ofensivos algo más frecuente. A los 20, Paul Pogba ubicó a Lucas Hernández con un pase absolutamente fantástico con el revés del pie. El lateral tiró el centro atrás y Hummels se la llevó puesta para vulnerar su propia valla.

El equipo de Joachim Löw reaccionó rápido y fue más punzante arriba tras el tanto. Adelantó la última línea varios metros por delante de la mitad de la cancha y obligó a jugadores como Antoine Griezmann y Kylian Mbappé a jugar cerca de su área. Sin embargo, no pudo generar ninguna situación clara, a excepción de un desborde de Robin Gosens que no pudo concretar Ílkay Gündogan.

El arranque del segundo tiempo tuvo mucho vértigo. Primero, Mbappé se tiró a posición de enganche y le filtró otro gran pase a Adrien Rabiot que picó como un extremo por izquierda, ganó la posición y al ver que Manuel Neuer trataba de interceptar un centro definió al primer palo. La pelota impactó en el poste y se fue.

Inmediatamente después, Gosens, de lo más peligroso de los alemanes, volvió a ganar el espacio por izquierda y puso otro gran centro que cayó justo al segundo palo para Serge Gnabry. El del Bayern Munich le dio sucio de volea, la pelota picó fuerte contra el piso y se fue alta. A pesar del ataque inicial, Alemania empezó más peligroso y el partido comenzó a hacerse de ida y vuelta. Otra vez los germanos llegaron con una chance clara y curiosa.

Tras un centro, Gosens apareció por atrás de todos, saltó mal y le dio un rodillazo en la quijada a Benjamin Pavard, pero él también quedó caído. En el rebote, Toni Kroos remató francamente y la pelota que tenía buen destino impactó en el jugador del Atalanta. Pasada la vertiginosa primera mitad del complemento, el conjunto local no pudo volver a encontrar profundidad.

Cada vez sumó más hombres en ataque y se descuidó atrás.Al conjunto galo se le abrieron las puertas para las corridas infernales de Mbappé. Tuvo dos claras: en la primera arrancó varios metros atrás de Hummels y aún así le ganó la posición. Sin embargo, el central del Borussia Dortmund se recuperó con oficio y se hizo de la pelota. Y a falta de cinco minutos pudo liquidar la historia con otra corrida del velocista del PSG que terminó con un pase atrás y definición de Karim Benzema.

Sin embargo, todo terminó anulado por un fuera de lugar milimétrico. A pesar de no poder liquidarlo, el equipo de Didier Deschamps no sufrió más. El triunfo revalida la chapa de máximo candidato para Francia.

Más allá de la enorme jerarquía individual con la que cuenta y el cetro de ganador del último Mundial que ostenta, enfrentar a Alemania es siempre un desafío mayúsculo, por sus futbolistas, por el nivel colectivo, por la historia aplastante y por el adicional que dan en partidos importantes. Y los galos, que solamente ganaron la Eurocopa una vez en su historia, en el 2000, tras ganar el Mundial 1998, arrancaron a paso firme.