El presidente Alberto Fernández sostuvo que se presenta ante el Congreso nacional con sus "convicciones intactas" y con "la humildad de quien puede reconocer errores y logros compartidos". "También con la certeza de que unidos pudimos dar pasos históricos para mitigar los efectos negativos de la pandemia que aún nos asola", dijo al dejar inaugurado el 139° período de sesiones ordinarias con un mensaje ante la Asamblea Legislativa.

El mandatario les pidió "reflexión colectiva" a las "fuerzas políticas y a la sociedad" en "circunstancias tan excepcionales" como las que se están viviendo en Argentina y en el mundo por la pandemia de coronavirus. En ese marco, el mandatario recordó su anterior mensaje ante la Asamblea Legislativa, el año pasado, diez días antes que se declarara la pandemia, cuando llegó con la "voluntad inquebrantable de poner de pie un país que había quedado de rodillas" por la política de la gestión anterior.

En esta línea,destacó la labor de empresarios, movimientos populares, iglesias, organizaciones sociales, científicos, fuerzas armadas y de seguridad, diplomáticos, universidades, equipos docentes y directivos en el marco de la pandemia por el coronavirus. "Puede resultar difícil valorar aquello que no sucedió, las consecuencias más graves que evitamos no se ven. Para todos estos argentinos que han desplegado su corazón al servicio de los demás, por favor pongamos de pie y brindemos un sostenido aplauso", pidió el presidente.

El mensaje fue prolongado, y los temas que el presidente tocó, variados. Pero buena parte de la atención pública, estaba puesta en la eventual referencia que el mandatario hiciese sobre el escándalo del vacunatorio VIP que le costó el cargo al ex ministro Ginés González García. Y lo hizo, pero con referencias elípticas a sectores que, a su criterio, guían las críticas opositoras. En ese sentido, el presidente apuntó contra un misterioso sector que guiaría las críticas opositoras para el escándalo del vacunagate. “Existen intereses inconfesables de poderes económicos concentrados. No llegué a la presidencia para ser sordo a las críticas bien intencionadas, como tampoco para dejarme aturdir por críticas maliciosas  que responden a intereses inconfesables de poderes económicos concentrados que en ocasiones buscan sembrar las fracturas, la polarización y la discordia entre el pueblo argentino, profundizando las heridas que como sociedad cargamos”.

No fue lo único que dijo al respecto. “Hay un plan con prioridades claras, las reglas se deben cumplir, si se cometen errores la voluntad de este presidente es reconocerlos y corregirlos. Cuando dijeron que esas reglas fueron transgredidas, aun cuando en lo personal me causaba mucho dolor, tomé las decisiones que correspondían”.

Por cierto, hubo lugar para hablar de la pandemia, el acuerdo con el FMI y especialmente de la Justicia, sobre la que emprendió con fuerza, haciendo eje en cuestiones puntuales. “Hay un fiscal procesado por delitos severos como espionaje y sigue en función como si nada sucediera. No se le aplica la doctrina que recomendaba la detención preventiva de personas cuando su poder residual pudiera afectar la investigación. Su poder no es residual, está vigente. También observamos cómo sale a la luz un perverso sistema de jueces, fiscales y reconocidos periodistas para montar extorsiones. Todo se sabe. Todo sigue sucediendo”.