La política es un juego de intereses y cuando los liderazgos dejan de estar suficientemente claros, el ordenamiento de esos intereses entra también en una nebulosa. Es lo que ocurre en Juntos por el Cambio, luego de la derrota electoral de 2019 que puso en un freezer el liderazgo que hasta entonces era indiscutible, de Mauricio Macri.

María Eugenia Vidal, a diferencia de Macri, eligió el ostracismo durante mas de un año, y la estrategia fue buena, se diluyeron resentimientos y le permitió a su equipo repensar su estrategia.

Pero a medida que se inserta nuevamente en el esquema de disputa de poder e intereses cruzados, empiezan los condicionamientos. Vidal no quería volver a la Provincia. En 2015 fue, aceptando un desafío extraordinario y con todo para perder. Y ganó, pero la Provincia desgasta y Vidal cree que, si quiere llegar a presidenta (y obviamente quiere), no puede insistir con la Provincia.

Pero dentro del partido la quieren ahí, especialmente el macrismo la quiere ahí. Por varios motivos, algunos de real interés partidario, y otros de interés del propio macrismo que hoy, es solo una corriente interna más de Juntos por el Cambio.

La razón real de interés colectivo del espacio es que, seguramente, sea la figura con mayor posibilidad de ganar el distrito, o la que tiene chances de hacer la mejor elección en todo caso.

Pero también es suicida. Porque si Vidal vuelve a perder, como en su intento de reelección en 2019, se acabo el proyecto presidencial. Es un "a todo a o nada" y Vidal se siente recién regresada a la política y sin ganas de recorrer la provincia.

Sin embargo, hay una razón de interés sectorial interno para empujar a Vidal. Porque la ex gobernadora va a competir y a ella le encantaría hacerlo por la Ciudad de Buenos Aires, de donde es oriunda y de la cual fue vicejefa de Gobierno. 

Pero el macrismo no la quiere ahí. Pretende que Patricia Bullrich sea la candidata que encabece en el distrito porteño y buscar catapultarla de ahí a una precandidatura presidencial. Pero si va Vidal, ¿quien encabeza la lista? Parece muy dificil que una acepte ser segunda de la otra, porque la cabeza de la lista es quien gana la elección, y las dos quieren ganar. Quien vaya segunda, resigna futuro.

De modo que Vidal se esta viendo empujada otra vez, del otro lado de la General Paz, y en solamente días, deberá definir si acepta el reto y el mandato a la vez, o plantea el desafío y pelea en la Ciudad, que es donde quiere estar.