Carlos Slim Domit, hijo del magnate mexicano Carlos Slim, quien recientemente ingresó a la petrolera argentina con el 8,4% de sus acciones, afirmó que el desembarco en la petrolera “no fue una compra de acciones, sino el ejercicio de una garantía financiera”, algo en lo “que se trabajaba hacía cuatro años”.

El heredero de la mayor fortuna mundial según la Revista Forbes, desestimó las versiones sobre la adquisición de la compañía por parte de inversores extranjeros, acto contrario al proyecto de nacionalización anunciado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner durante la expropiación de la empresa de manos de la española Repsol. “Nuestra presencia en YPF no es como se la presentó en Argentina”, expresó.

Con ello, relativizó las afirmaciones sobre que su padre había efectuado una compra estratégica, lo que la Presidenta calificó el viernes pasado en Nueva York como "una buena noticia".

“No fue una compra, sino ejercer las garantías que estaban en poder de los bancos” ante la falta de pago de un préstamo que había obtenido el Grupo Petersen, de la familia Eskenazi, para entrar en YPF, señaló Slim Jr. De acuerdo con lo explicado por el sucesor del magnate, se trata de "una inversión de largo plazo en una de las empresas más relevantes del sector hidrocarburífero, en América latina”.

En 2008, el Grupo Petersen había conseguido un préstamo de 1.018 millones de dólares de un grupo de bancos integrado por Crédit Suisse, Goldman Sachs, BNP Paribas y Banco Itaú Europa. A ellos se sumaron 1.015 millones de dólares que otorgó Repsol para adquirir 14,9 por ciento de YPF.

El año pasado, al comprar otro 10 por ciento de las acciones de YPF, la empresa de los Eskenazi pidió un préstamo de 670 millones de dólares al consorcio formado por los Banco Itaú, Standard Bank, Crédit Suisse y Citi y un monto similar a Repsol. Ante la falta de pago de esos préstamos y a poco de la nacionalización de la petrolera, el Grupo Petersen no pagó los montos adeudados y así se produjo el ingreso de Slim.

Ahora, el Estado nacional tiene en su poder 51 por ciento de las acciones; 17,09 por ciento quedó para ser negociado en los mercados bursátiles; poco más de 12 por ciento es de Repsol, 8,4 por ciento de Slim y el resto, quedó en manos de un grupo de bancos.