Lo que antes era totalmente desconocido, hoy es una opción. Claro, todo aquel que quiera realizar una inversión, ahora analiza detalladamente las distintas criptomonedas a pesar de las críticas de históricos empresarios del mercado.

Uno de los opositores a este tipo de acciones financieras fue el el magnate Warren Buffett, que ha asegurado que las criptomonedas son una de las peores burbujas de todos los tiempos.

Por su parte, el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, advirtió hace unas semanas: "Comprenlas si están preparados para perder todo su dinero". Sin embargo, a pesar de que nadie tiene el control de las monedas digitales, ni un gobierno, ni un Banco Central y ni una empresa, el último año el mercado de las criptomonedas ha crecido hasta alcanzar un valor total de mercado estimado en unos US$2 billones.

Todo esto a pesar de la casi nula regulación ya que como funcionan con una tecnología descentralizada, el blockchain o cadena de bloques, las transacciones en criptomonedas no requieren intermediarios o un organismo que las valide.

El funcionamiento es por medio de una gigantesca red de computadoras con nodos repartidos por todo el mundo, utilizan métodos criptográficos para proteger la información contenida en las transferencias de dinero y en la creación de nuevas unidades. Esa autonomía en su funcionamiento hace que los millones de dólares que circulan por sus redes sean difíciles de controlar y fiscalizar por gobiernos, bancos centrales y organismos reguladores.

Los promotores del “dinero digital” están convencidos de que su expansión es imparable. No solo las ven como una oportunidad de inversión rentable en el largo plazo, sino como un cambio de paradigma en el sistema monetario internacional que modificará el mundo de la política , la economía y las finanzas. Uno de los defensores más famosos del bitcoin y las criptomonedas es Jack Dorsey, director ejecutivo de Twitter y Square. "El bitcoin lo cambia todo... para mejor" escribió en un tuit. Y en otro dijo que ninguna persona o institución podrá cambiarlo o detenerlo".

Tan convencido está Dorsey que en 2018 señaló que cree que el bitcoin será "la única moneda del mundo en 10 años". Y cuando en enero de este año la Red de Control de Crímenes Financieros (FinCen, por sus siglas en inglés), propuso que se creara una ley para exigirles a las empresas que informen de los nombres y las direcciones de las personas que hace transacciones con criptomonedas por encima de los US$3.000 para monitorear transacciones ilícitas, Dorsey se opuso en una carta abierta.

Changpeng "CZ" Zhao, director ejecutivo de Binance, la mayor plataforma de comercialización de criptomonedas del mundo en términos de volumen de transacciones, advirtió hace unos días que era imposible que una entidad pudiera destruir al bitcoin y su tecnología subyacente, el blockchain. "No creo que nadie pueda apagarlo ahora, dado que esta tecnología, este concepto, está en la cabeza de 500 millones de personas", argumentó en la conferencia virtual CoinDesk's Consensus 2021.

Zhao agregó que los gobiernos y los organismos reguladores deberían adoptar la tecnología blockchain y las criptomonedas y que luchar contra ellas es similar al rechazo del modelo de negocio de Amazon a comienzos de los 90.

Las criptomonedas no están aquí para matar las finanzas tradicionales o las monedas respaldadas por los gobiernos, sino para brindar más "libertad de dinero". Todo lo contrario a lo que opinó Josh Lipsky ,asesor sénior de la ex directora del Fondo Monetario Internacional Christine Lagarde cuando mencionó que el mayor riesgo de las criptomonedas es que "pueden amenazar la soberanía monetaria de cualquier país".

Por ahora, en Estados Unidos la discusión está abierta. "Son realmente medios para la especulación", dijo a mediados de abril Jerome Powell, presidente de la Reserva de Federal de EE.UU., equivalente al banco central. "El funcionamiento efectivo de nuestra economía requiere que las personas tengan fe y confianza no solo en el dólar, sino también en las redes de pago, los bancos y otros proveedores de servicios de pago que permiten que el dinero fluya a diario", recordó Powell.

Estos comentarios se suman a lo que antes había expresado la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, cuando se refirió al bitcoin como "un activo altamente especulativo" y una "forma extremadamente ineficiente de realizar transacciones". Y hace unos días Gary Gensler, presidente del principal regulador financiero de ese país, la SEC, alertó a los legisladores asegurando que las monedas digitales plantean importantes cuestiones de política y protección de los inversores, en lo que algunos interpretaron como una posible supervisión más estricta durante el gobierno de Joe Biden.

"Espero trabajar con otros reguladores y con el Congreso para llenar los vacíos de protección de los inversores en estos mercados de criptomonedas", señaló Gensler. A pesar de la poca regulacio, las especulaciones y la extrema volatilidad cada día que pasa hay nuevos peces gordos que se suman al juego, como los gigantes de la banca de inversión Goldman Sachs, JP Morgan o Morgan Stanley, que le han abierto las puertas a las criptodivisas. Poruqe la realidad es que el bitcoin es tan explosivo como volátil.

En abril llegó a su máximo histórico cuando el precio se disparó a US$64.870. Pero en un mes perdió la mitad de su valor en un brutal colapso impulsado por dos grandes golpes. Primero, el mensaje de Elon Musk, director ejecutivo de Tesla, a mediados de mayo, en el que anunció que no recibirá bitcoin como medio de pago de sus autos por la huella contaminante que tiene la generación de la criptomoneda.

Este argumento se basa en que la generación de nuevos bitcoin requiere un gigantesco consumo de energía para hacer funcionar las poderosas computadoras que se necesitan para conseguir nuevas divisas. Y el problema es que gran parte de esa energía proviene de fuentes fósiles que dañan el medioambiente.

El segundo golpe vino unos días después con la profunda estocada que le dio el gobierno chino al imponer nuevas regulaciones a las transacciones con criptomonedas donde el precio llegó a caer a cerca de US$30.000, aunque en los días posteriores recuperó parte del terreno perdido.

Promotores y opositores siguen con la puja de las acciones financieras nuevas o tradicionales. Sin embargo y a pesar de todo, los bancos centrales han comenzado a levantar la voz y una nueva era económica ha llegado.