H&M cuenta con 520 tiendas y factura miles de millones en China pero hace tres días que a sus locales no ingresan compradores y son un verdadero desierto. Claro, la firma sueca fue la primera por su negativa a comprar algodón de la provincia de Xinjiang por el supuesto uso de mano de obra forzada. 

Sin embargo, H&M no está sola y la polémica pronto alcanzó a otras marcas occidentales como Nike, Adidas, Burberry o Converse, muchas de ellas integrantes de la Iniciativa por un Mejor Algodón (BCI), que en octubre suspendió su certificación a la fibra originaria de Xinjiang. 

A partir de ahí, las firmas sufrieron las consecuencias y han perdido el apoyo de los consumidores, contratos publicitarios y a una treintena de artistas locales con millones de seguidores –Eason Chan, Joey Yung, Jordan Chan o Angela Baby, entre otros–, que han renunciado a ser sus representantes. 

En este sentido, la propia rama china de BCI afirmó el viernes que en los últimos ocho años no ha encontrado “un solo caso relacionado con incidentes de trabajo forzado” en la producción de algodón en Xinjiang, fuente del 87% de ese material en China (que a su vez proporciona el 22% de la producción mundial). 

Por el lado de occidente la versión es totalmente distinta. Según estudios de Estado Unidos y Australia han denunciado que en esta región fronteriza se cometen graves abusos de derechos humanos contra la minoría musulmana uigur, incluido su internamiento en masa en campos de reeducación, el control de la natalidad forzosa o la ya citada explotación laboral en tareas agrícolas. 

"No creo que una empresa deba politizar su comportamiento económico", dijo Xu Guixiang, vocero del Gobierno de Xinjiang, en una conferencia de prensa el lunes por la mañana. "¿Puede H&M seguir ganando dinero en el mercado chino? Ya no" dijo de manera contundente.