Más allá de las consecuencias irrecuperables, no todo es negativo cuando hablamos de las terribles consecuencias de la pandemia que estamos viviendo. Porque a partir del conocimiento ganado con el desarrollo de las tres vacunas ARN mensajero como Pfizer, Moderna y BiontNtech, se están impulsando ensayos clínicos contra algunos tipos de cáncer y otras enfermedades.

El ARNm (ácido ribonucleico mensajero) es una molécula que aparece cuando se copia un tramo de ADN y transporta esta información a la parte de las células donde se fabricarán las proteínas que componen nuestro cuerpo.

Los virus de ARN (como el SARS-CoV-2, los de la gripe común o el dengue, entre otros) usan el mismo mecanismo para infectar una célula humana y producir copias de su propio código genético. Es así como se replican en nuestro cuerpo. Las vacunas génicas utilizan un fragmento del código genético del virus para hacer que el cuerpo produzca una proteína como la del coronavirus. Y eso es lo que genera en nuestro cuerpo una respuesta inmunológica. “Los científicos han estado estudiando y trabajando en las vacunas de ARN mensajero por décadas.

El interés en estas vacunas aumentó porque se pueden desarrollar en un laboratorio, con materiales que están disponibles fácilmente. Esto significa que el procedimiento se puede estandarizar y ampliar para que el desarrollo de la vacuna sea más veloz que los métodos tradicionales de producción de vacunas”, informaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC).

Ya han estudiado versiones de vacunas de ARN mensajero contra el virus de la gripe, el zika, la rabia y el citomegalovirus. “Es posible que la tecnología de vacunas de ARN mensajero nos permita en el futuro lograr protección para diferentes enfermedades y de esta manera reducir la cantidad de inyecciones necesarias para protegerse contra enfermedades comunes prevenibles con vacunas”, sostienen los expertos del CDC.

Una de las iniciativas con el uso del ARN mensajero se lleva adelante en el Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas. Están investigando para el uso del ARN mensajero como tratamiento del cáncer. De acuerdo con el doctor Van Karlyle Morris, el tratamiento para cáncer colorrectal se está probando en un ensayo clínico de fase II.

La tecnología es una cadena de ARN mensajero creada en un laboratorio que lleva a las células del receptor a crear fragmentos de proteínas que se basan en las características del ADN “no propio” del objetivo de la vacuna. Al ser reconocidos, los fragmentos proteicos desencadenan una respuesta del sistema inmunitario del paciente.

“Los fragmentos proteicos creados a partir de la señal del ARNm son reconocidos por el sistema inmunitario como extraños”, afirmó Morris en un artículo que publicó el centro oncológico en su página. “El sistema inmunitario mata esas células y dice: ‘Voy a ver si encuentro otras células en el cuerpo con estas proteínas extrañas y las mata también’”.

Los ensayos clínicos que se están llevando a cabo buscan comprobar si la tecnología del ARN mensajero podría evitar la reaparición del cáncer colorrectal. El tratamiento estándar para muchos pacientes con cáncer colorrectal es la cirugía, pero las células cancerosas pueden permanecer en el cuerpo después de la extirpación del tumor. Estas células cancerosas restantes vierten ADN en el torrente sanguíneo.

El ensayo clínico co-dirigido por Morris está realizando un seguimiento de los pacientes de alto riesgo con cáncer colorrectal en estadio II o III que dan positivo en el ADN tumoral circulante tras la cirugía. “Si hay ADN tumoral presente en la sangre, puede significar que el paciente tiene un mayor riesgo de que el cáncer vuelva a aparecer”, sostuvo Morris.

También puede ocurrir lo contrario: si no hay ADN tumoral circulante, el paciente puede tener un menor riesgo de recidiva. En el ensayo clínico de fase II, los pacientes inscritos comienzan la quimioterapia tras la extirpación quirúrgica del tumor. El tejido del tumor se envía a un laboratorio especializado, donde se analiza en busca de mutaciones genéticas que impulsen el crecimiento del cáncer.

Las mutaciones se clasifican por orden de prioridad, y se crea una vacuna de ARN mensajero basada en esa clasificación. Cada paciente del ensayo recibe una vacuna de ARN mensajero personalizada en función de los resultados de las pruebas de mutación de su tumor. Al igual que con las vacunas COVID-19, el ARN mensajero ordena a las células del paciente que produzcan fragmentos de proteína basados en las mutaciones genéticas del tumor identificadas durante las pruebas.

Luego, el sistema inmunitario busca otras células con las proteínas mutadas y elimina los restos de células tumorales circulantes. “Tenemos la esperanza de que con la vacuna personalizada estemos preparando al sistema inmunitario para que vaya a por las células tumorales residuales, las elimine y cure al paciente”, afirma Morris.

Por más mala que sea está experiencia de la pandemia, algo positivo se puede rescatar. Porque la revolucionaria tecnología ARNm no solo se piensa en tratamientos contra el cáncer si no también en otras enfermedades como el HIV,Esclerosis múltiple, tuberculosis, malaria e incluso la gripe estacional (influenza) que podrían ser tratadas con este tipo de inoculaciones.