El Superclásico incidió claramente en el encuentro de River. Los suplentes no estuvieron a la altura, se vieron muy superados y el entrenador debió recurrir a los titulares para equilibrar el partido. El Millonario empató 1 a 1 con Junior en Barranquilla con un gol decisivo de Paulo Díaz sobre el final. Miguel Borja había abierto la cuenta del partido que no debió jugarse en medio del contexto político de Colombia.

Nada de lo que a continuación se describe debió haber sucedido. La decisión de suspender un partido de fútbol no le corresponde a ninguno de los equipos involucrados, que se exponen además a sanciones. Pero no se puede ignorar y mucho menos intentar tapar un conflicto social que atraviesa a un país entero y que tiene tanta gravedad.

Prácticamente en ninguna ocasión en la que se pone en práctica el tan conocido postulado “el show debe continuar”, las condiciones están dadas para que eso suceda. Nada puede abstraerse tan arbitrariamente de su contexto.

En la cancha, nuevamente Junior se adueñó de la pelota tal como hizo en el encuentro jugado en Buenos Aires. Pero, a pesar de eso, el conjunto colombiano encontró la ventaja en un contraataque.

A los 20, John Pajoy aceleró, cambió el ritmo y filtró para Miguel Borja que le ganó con el cuerpo y en velocidad a Robert Rojas y definió ante la salida de Franco Armani. Es una jugada muy repetida en el fondo del Millonario, especialmente cuando juega con línea de cinco defensores: uno de los tres zagueros queda fuera de la jugada, el último hombre sale muy lejos y el marcador restante no acompaña ese ascenso, queda enganchado y habilita a cualquier delantero que con una simple diagonal puede romper y generar un mano a mano.

A los 23 el juego debió pararse porque los gases lacrimógenos con los que la policía reprimía afuera llegaron a la cancha y afectaron a los protagonistas. El delirio de ignorar una manifestación popular a metros del estadio se hizo más insólito aún cuando los hechos que las autoridades intentaron disociar con muy poco criterio se vieron estrechamente entrelazados.

Los futbolistas prácticamente no podían ver como consecuencia de los gases. Cuando el partido se reanudó inverosímilmente, el equipo de Marcelo Gallardo se adelantó en la cancha e intentó reaccionar, pero le duró poco. Le costó mucho elaborar juego, ya que no tuvo en cancha muchos futbolistas con esa capacidad. Además, en defensa volvió a quedar muy mal parado en varias oportunidades.

El conjunto colombiano fue inteligente para abrir a los delanteros y obligar a los inseguros defensores rivales a jugar por los costados o alejados del área. El equipo local fue más en casi todo aspecto y estuvo más cerca de conseguir el segundo tanto que el Millonario de empatar la historia.

Pocas veces el equipo de Núñez tuvo tan poco la pelota y fue tan superado. Durante gran parte de la primera mitad, corrió atrás de la pelota sin poder interrumpir los circuitos de juego rivales y sin poder hacer nada productivo las pocas veces que tuvo el balón. El equipo argentino tardó en reaccionar en el segundo tiempo. Ni siquiera a partir de la intensidad que suele mostrar.

La primera jugada clara del segundo tiempo fue una clara muestra de la pasividad de River. Junior jugó cortó un tiro libre y Edwuin Cetré condujo, enganchó y pateó sin que nadie atinara a salirle. Poco después, el Millonario tuvo su acción más clara del partido.

Tras una pelota parada, Agustín Fontana la bajó de cabeza, Bruno Zuculini se la llevó puesta y, con lo último, el arquero Sebastián Viera alcanzó a desviar. A partir del ingreso de cuatro titulares como Nicolás de La Cruz, Agustín Palavecino, Matías Suárez y Rafael Santos Borré, el equipo de Gallardo mejoró, aunque fue poco punzante.

Sin embargo, la postura extraña que adoptó Junior, que tras un primer tiempo de dominio casi total decidió refugiarse, le permitió al conjunto visitante oscilar por zonas de peligro. Sobre el final, pese a haber generado muy pocas chances de gol, el equipo argentino lo empató.

Tras un córner desde la izquierda, Paulo Díaz se elevó en el primer palo, cabeceó al segundo y empató la historia. River rescató un punto muy valioso, por lo mal que jugó, por lo poco que lo mereció, pero fundamentalmente porque en caso de perder hubiese quedado tercero. Con el punto, no sólo se mantiene segundo, sino que Junior queda a tres unidades.