Apostar por el empate es un arma de doble filo. La Copa Libertadores da espacio a este tipo de especulaciones, sobre todo cuando un equipo va a jugar en condición de visitante. Sin embargo, los planes pueden verse alterados por un cambio repentino de resultado y ahí es donde debe surgir una nueva idea.

Boca fue por el empate, pero se quedó sin nada. En un partido pobre, cayó 1 a 0 con Barcelona en Guayaquil. El tanto lo hizo Carlos Garcés. El conjunto local mostró siempre sus intenciones. Busco jugar por abajo, asociarse y atacar al Xeneize que, como casi siempre, esperó en su campo con el objetivo de que aparezcan los espacios para contraatacar.

El local no prosperó en la cancha y los espacios nunca aparecieron. El equipo ecuatoriano fue muy poco profundo y Boca tuvo una postura muy pasiva, incluso cuando con el correr de los minutos se hizo de la pelota.

El primer tiempo fue malo, por la impericia de uno y la postura conformista del otro, a quien el empate le sentaba bien. Tan solo se destacó algún movimiento e intento tenue de Cristian Pavón.

En el segundo tiempo, el local fue un poco más a fondo, al menos por un rato. A los 8 generó la primera acción de riesgo del partido. Damián Díaz filtró para Michael Hoyos quien se la dio a Leandro Martínez, que, de media vuelta, remató. Leonardo Jara, en la línea, salvó a su equipo. Barcelona empezó a llegar un poco más y la pasividad de Boca se transformó en padecimiento.

A los 15, Hoyos lo tuvo de cabeza tras un córner de Díaz. Y, finalmente, dos minutos después, Mario Pineida ganó el espacio por la izquierda y tiró un centro bajo para que Garcés llegue de frente y casi desde el piso venza a Agustín Rossi.

Tras el tanto, a los de Miguel Ángel Russo les costó muchísimo reaccionar. El Xeneize fue con la idea de esperar y contraatacar, pero con el resultado en contra no tuvo lucidez para cambiar de plan.

A falta de 10 minutos, tras un córner, Carlos Tévez, que recién había entrado, metió un centro desde la derecha y Lisandro López cabeceó, pero el arquero contuvo sin problemas. Y en la jugada siguiente, luego de una pelota parada en contra, Gonzalo Maroni, que también ingresó sobre el final, lideró un buen contraataque por izquierda. Al llegar al área se acomodó y sacó un derechazo con cara interna que pegó en el palo. Fue la más clara del visitante en el partido.

A Barcelona le alcanzó con ser un poco más ambicioso y tener un brevísimo lapso de inspiración. Boca le dio descanso a varios futbolistas y, en consecuencia, manejaba la derrota como una posibilidad esperable.

Sin embargo, por el trámite de juego, la sensación que queda es que si el conjunto de La Ribera no adoptaba de entrada una actitud tan timorata y poco ambiciosa podría haber ganado sin problemas. Con la derrota, continúa como el escolta del Grupo C.