En agosto de 2010, llegron a las Argentina 32 equipos de ventilación o respiradores artificiales, donados por Lionel Messi, para los hopitales de la Ciudad de Rosario, en medio de la primera ola y cuando el gobierno imponía restricciones para no "saturar el sistema".

Hoy, ya en medio de la segunda ola, los respiradores que donó el astro de la selección, siguen tirados en un depósito fiscal, por cuestiones burocráticas. Los equipos llegaron al aeropuerto internacional de de Rosario en un vuelo privado procedente de Barcelona y pagado por la Fundación de Messi.

Según informó ANMAT, el problema es que los equipos no ueron verificados por la autoridad sanitaria española, de donde provienen. 

La explicación puede ser cierta, pero no deja de ser ridícula. La ANMAT debió sortear el obstáculo burocrático, comprobar si funcionan y sirven para lo que se los necesita y darles ingreso. Así como durante la pandemia se evitó cualquier licitación pública o mecanismo de contratación propio del Estado por la emergencia, mucho más se dibió dar una vía expeditiva al ingreso de respiradores donados.