La Corte Suprema de Justicia venía ganando tiempo. Desde que Horacio Rodríguez Larreta presentó el pedido de inconstitucionalidad del último DNU del presidente, que suspendía las clases presenciales, empezó el clásico peloteo de expedientes. Lo mando para acá, después para allá, después lo vuelvo a mandar al primero que lo mandé. Casi un arte.

Y llegó, casi le pasó completo el período de 15 días de vigencia del DNU, lo cual le permitiría declarar abstracta la cuestión. Algo que Continentalweb adelantó que pasaría desde el principio.

Mientras tanto, Larreta consiguió un fallo de la Justicia porteña que le permitía continuar con las clases y eso hizo. Convive un DNU presidencial suspendiendo las clases, con una sentencia de la Justicia local que las habilita, y la Corte, bueno la Corte siempre gana tiempo. Esperaba que las medidas anunciadas hoy fueran con consenso de ambos distritos, suspensión, presencialidad administrada, lo que fuese, pero todos de acuerdo.

Y no pasó. Ayer el Procurador General de la Nación le quitó el último recurso que tenían a mano para ganar tiempo. Expidió su opinión no vinculante, pero comprometedora, explicando que el DNU de Fernández es inconstitucional como solicitó la Ciudad y que esta última tiene autonomía en materia educativa.

Ahora, el presidente encima extendió la suspensión de clases presenciales hasta el 21 de mayo y Larreta pretenderá seguir adelante con las mismas, con lo cual, el Alto Tribunal deberá cometer algo que, para esta formación de la Corte es casi "una irregularidad": tomar una decisión.

Es cierto, la Corte no tiene tiempos, podrá ser hoy o el siglo próximo, pero su prestigio ya está en niveles subterráneos y lo saben. Señores, den la cara.