En el primer tiempo del partido Argentina no pudo romper el marcador. Llevó a cabo un juego anodino, sin mostrar ninguna capacidad de romper el mediocre esquema mexicano, un equipo limitadísimo, torpe.

Argentina no tuvo imaginación ni atrevimiento. Rodrigo De Paul no podía dar un pase a un compañero a un metro de distancia. Lionel Messi no desequilibraba ni mucho menos. A Lautaro Martinez no le llegaba un pelota limpia. Angel Di María era el mejor, pero intentaba sin mayor éxito.