Un equipo de científicos del Instituto Sloan Kettering (Estados Unidos) ha identificado la vía de señalización celular STING como una pieza clave para impedir que células cancerosas latentes progresen hasta convertirse en tumores agresivos meses, o incluso años, después de haber escapado de un tumor primario. Los hallazgos, publicados en la revista 'Nature', sugieren que los fármacos que activan STING podrían ayudar a prevenir la propagación del cáncer a nuevos lugares del organismo, un proceso conocido como metástasis.

En modelos de ratón de cáncer de pulmón, el tratamiento que estimulaba la vía STING ayudaba a eliminar las células cancerosas persistentes y a evitar que progresaran a metástasis agresivas. Conocidas como micrometástasis, estas células, que pueden encontrarse individualmente o en pequeños grupos, son demasiado pequeñas para ser detectadas con las pruebas de imagen habituales. "La mayoría de las muertes por cáncer se deben a metástasis", afirma el Dr. Joan Massagué, autor principal del estudio y director del Instituto Sloan Kettering, un centro de ciencia básica e investigación traslacional del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (MSK).

"Cualquier cosa que podamos hacer para evitar que estas células se despierten de nuevo o para ayudar al sistema inmunitario a eliminarlas podría ser de gran beneficio para muchas personas", añade. "Esta investigación identificó un papel hasta ahora desconocido de la señalización STING en la supresión del desarrollo de metástasis agresivas". Incluso cuando un tumor primario se trata con éxito, las células que se han desprendido del tumor suelen permanecer en el organismo en un estado latente que les permite eludir la detección del sistema inmunitario durante años. Después, una vez que las células latentes han desarrollado nuevas características que les ayudan a sobrevivir, pueden despertarse e iniciar de nuevo su crecimiento descontrolado.

n lugar de centrarse en las fases avanzadas de la enfermedad, cuando ya han aparecido metástasis grandes y agresivas, los investigadores se centraron en las fases iniciales, es decir, después de que el cáncer se haya desarrollado pero antes de que haya podido afianzarse con éxito en nuevas partes del cuerpo, explica el Dr. Jing Hu, investigador principal del laboratorio Massagué y primer autor del estudio. "Por ejemplo, casi la mitad de los pacientes diagnosticados de adenocarcinoma de pulmón en estadio 1 o 2 desarrollarán metástasis", explica. "En el momento del diagnóstico creemos que en muchos de esos pacientes ya se habrán desprendido algunas células cancerosas de su tumor primario y se habrán desplazado a otros órganos, donde permanecerán en estado latente hasta que despierten y generen lo que llamamos metástasis espontáneas o por disrupción".

Muchas de estas células cancerosas que se desprenden de un tumor primario morirán durante su viaje por el torrente sanguíneo hasta llegar a órganos lejanos, pero las que sobreviven aprenden a adaptarse a las agresiones y tensiones del cuerpo humano. "Al principio, las células tumorales no se encuentran en un entorno favorable y se tienen que adaptar adaptarse y desarrollar su propio nicho de autosuficiencia hasta que están listas", explica Hu. "Después comienzan una metástasis de rápido crecimiento. La interacción con el sistema inmunitario de la persona es muy importante para este proceso".

Utilizando modelos de ratón de metástasis en fase inicial de cáncer de pulmón, el equipo de investigación realizó un cribado genético para observar la actividad de los genes de las células tumorales que son importantes para las interacciones con el sistema inmunitario del huésped. Así identificaron la vía STING -acrónimo de stimulator of interferon genes- como supresora de los brotes metastásicos. "Esto tiene mucho sentido para nosotros porque se sabe que la señalización STING es importante para desencadenar una respuesta inmunitaria contra las células enfermas por virus o por mutaciones cancerosas", añade Hu.

Los investigadores descubrieron que la expresión de STING cambia en las distintas fases de la metástasis. En la fase latente, la actividad de STING es baja, y las células latentes son excelentes para ocultarse de las defensas inmunitarias. Al salir de la fase latente y entrar en la fase proliferativa, las células metastásicas empiezan a tener una mayor actividad de STING. Esto las hace más vulnerables a los ataques del sistema inmunitario. Pero las células que sobreviven a este cuello de botella para generar grupos más grandes, llamados macrometástasis, muestran de nuevo niveles reducidos de STING, lo que las hace más resistentes al sistema inmunitario.