La segunda noche de violencia, disturbios y enfrentamientos entre policías y manifestantes, vivió ayer la localidad de Ferguson, en el estado de Missouri, Estados Unidos, tras la muerte del joven afroamericano Michael Brown (18) ocurrida el sábado a manos de un agente policial en circunstancias que son investigadas por el FBI y las autoridades locales.
 
El jefe de policía de la ciudad, Thomas Jackson, justificó el operativo ante los periodistas señalando que las concentraciones pacíficas se tornaron violentas al caer la noche, lo que obligó al despliegue de un centenar de agentes que usaron balas de goma y gases lacrimógenos.
 
A pocos metros de donde el sábado murió de varios tiros Brown, se escucharon anoche nuevamente disparos y algunos manifestantes tiraron piedras contra los agentes. Otros se acercaron a los policías con las manos en alto y gritando la consigna: “No me dispares”.
 
Los disturbios comenzaron el domingo a la noche cuando una vigilia en honor a Brown se convirtió en una protesta violenta de centenares de personas en la que incluso hubo saqueos. Los padres del joven pidieron a los manifestantes a través de los medios de comunicación que lleven a cabo su protesta de manera pacífica, porque así querría su hijo que hubiera sido. “Violencia no, sólo justicia”, dijo a los periodistas la madre de Brown, Lesley McSpadden.
 
De acuerdo a la versión de la policía del condado de San Luis, el joven no iba armado pero “atacó físicamente” al agente en el coche policial y trató de quitarle el arma sin éxito. Pero la versión de los familiares y de algunos testigos es que Brown no ejerció violencia contra el agente sino que se mostró ante él con los brazos en alto antes de ser baleado.
 
Por su parte, Dorian Johnson, el amigo que acompañaba al joven en la noche de su muerte, explicó en una entrevista en la televisión local, que el agente abrió fuego ante la negativa de Brown de moverse del medio de la calle a la vereda y remarcó que tenía las manos sobre la cabeza.
 
Aunque la identidad del agente que mató al joven todavía no fue revelada, la autopsia demostró que efectivamente el joven recibió varios disparos. La muerte de Brown que iba a comenzar la universidad, sacudió una localidad de 21.000 habitantes que en la última década vio como la minoría afroamericana pasó a representar dos tercios de los residentes mientras que los blancos son una amplia mayoría pero entre los gobernantes y la policía.
 
El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, consideró en un comunicado conocido el lunes que la muerte del joven “merece una exhaustiva revisión” por parte de investigadores federales. “Llevar a cabo este tipo de investigaciones es clave para preservar la confianza entre los agentes de seguridad y las comunidades a las que sirven”, agregó.