El movimiento bélico del ejército de Vladimir Putin estuvo precedido de juna jugada política. El Kremlin reconoció la idependencia de dos regiones separatistas dentro de Ucrania: Luhansk y Donetsk. Así, considerándolas países independientes, Rusia ingresó con sus tropas a Donetsk, pero legalmento no considera que haya una invasión, sino una misión de "mantenimineto de la paz".

Sin embargo ambas "provincias" reclaman territorios ucranianos que actualmente no están bajo su control. Por ejemplo, la autoproclamada república popular de Donetsk ha dicho que debería controlar la ciudad de Mariupol, que está en el lado ucraniano de la línea de conflicto.

Si Rusia reconoce esas ambiciones territoriales más grandes, entonces, según los términos del tratado que Putin firmó ayer con los territorios, implicaría que se avecina una nueva guerra de conquista respaldada por Rusia.

La decisión de Rusia de reconocer dos regiones autoproclamadas en el este de Ucrania significa que el Kremlin ha dado otro paso hacia el renacimiento de la Unión Soviética, dijo el martes el ministro de defensa de Ucrania, Oleksii Reznikov: "El Kremlin ha dado un paso más hacia el renacimiento de la Unión Soviética. Con el nuevo Pacto de Varsovia y el nuevo Muro de Berlín".

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, descartó la amenaza de sanciones el martes y describió las acciones de Occidente como predecibles. "Nuestros colegas europeos, estadounidenses, británicos no se detendrán y no se calmarán hasta que hayan agotado todas sus posibilidades para el llamado 'castigo de Rusia'", dijo.

Lavrov agregó: "Ya nos están amenazando con todo tipo de sanciones o, como dicen ahora, 'la madre de todas las sanciones'. Bueno, estamos acostumbrados. Sabemos que las sanciones se impondrán de todos modos, en cualquier caso. Con o sin razón".