El gobierno de Finlandia condenó rápidamente las "protestas racistas contra los solicitantes de asilo", que ocurrieron cuando un colectivo con unos 40 refugiados se aproximaba a un centro de registro en Lahti, al norte de Helsinki, escoltado por la policía.
Imágenes transmitidas por el canal de TV estatal YLE mostraron cómo los manifestantes hicieron sonar ensordecedoras sirenas y arrojaron bengalas y petardos contra el colectivo en esa ciudad del sur de Finlandia.

Uno de los manifestantes estaba vestido con un mameluco y un sombrero puntiagudo blanco, un símbolo del grupo racista estadounidense Ku Klux Klan, con una bandera finlandesa en la mano. También se vio que los manifestantes arrojaron piedras a voluntarios de la Cruz Roja. La policía no informó de heridos, pero dijo que dos jóvenes fueron detenidos por la protesta y que podrían ser multados.

En su cuenta de Twitter, el primer ministro Juha Sipila condenó el ataque y dijo que "las amenazas y la violencia contra los solicitantes de asilo y migrantes son absolutamente inaceptables. El gobierno de Finlandia condena las protestas racistas contra los solicitantes de asilo que han venido al país. La violencia y el comportamiento amenazante son siempre indefendibles", dijeron los tres partidos de la coalición de gobierno en un comunicado.

Otro ataque xenófobo ocurrió ayer por la tarde en el sureste de Finlandia, donde un hombre de 50 años fue arrestado luego de tirar una bomba incendiara contra un albergue de solicitantes de asilo. El fuego fue extinguido rápidamente y no hubo víctimas, dijo la policía. El fin de semana pasado, unas 500 personas formaron una cadena humana en el norte de Finlandia, en la ciudad fronteriza de Tornio, para protestar contra el arribo de migrantes desde Suecia. El país del norte de Europa espera a 30.000 solicitantes de asilo para este año, comparado con los 3.651 de 2014.