La guerra casa por casa planteada por el gobierno ucraniano en la defensa de Kiev, no esta resultándole la mejor noticia a Vladimir Putin. El grueso del ejército ucraniano se concentró en la defensa de la capital del país y se sumó a ellos el grupo de voluntarios civiles que recibieron armas del gobierno.

Si bien las fuerzas rusas entraron ya a disintas ciudadades clave de Ucrania y avanzan con desición, el copamiento de Kiev es un símbolo necesario para la propaganda bélica rusa: la toma de la capital implica el control del país y hasta ahora no lo logra.

El juego que intenta Putin conspira claramente contra ello. Ocurre que si bien quiere presentarse al mundo como un líder inflexible, tampoco quiere aparecer desajustado de los tiempos que corren ni tampoco confirmar la idea difundida por Occidente de que se trata de un nuevo Hitler.

Eso impide ciertas cosas, como una guerra de desgaste que arrese Kiev, con misiles y bombardeos. Si Rusia decidiese atacar con todo su poderío militar la ciudad, seguramente la arrasaría en una horas, pero eso en este momento no es una opción. Putin prefiere desgastarse en un combate cuerpo a cuerpo contra quienes blandan las armas contra el ejército ruso, que destruir escuelas o matar civiles desarmados a mansalva.

Eso detiene el avance ruso y complica su estrategia. Sin embargo tiene un límite. Hay ayuda Occidental en camino a Ucrania. Si las fuerzas locales aguantan hasta su arribo, los russo tendrán aún mas problemas para concretar la toma de Kiev con esta estrategia. ¿Putin soportará una derrota?, porque lo sería.