Vladimir Putin ordenó acelerar la producción de la vacuna Sputnik V contra el Covid 19, dado que la demanda internacional del medicamento preventivo se ha incrementado exponencialmente, a la vez que no se está alcanzando a cubrir la necesidad interna de vacunar a los propios rusos.

Desde la confirmación por parte de las publicaciones médicas especializadas sobre las bondades de la vacuna de producción rusa, Moscú ha enfrentado una demanda externa inesperado y ha alcanzado compromisos que ahora se le hace complicado cumplir.

Incluso, varios países de la Unión Europea, han tomado la decisión de no esperar a que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) apruebe el compuesto impulsado por Moscú, y lo han aprobado por su propia cuenta, con sus organismos de control, como es el caso de Hungría y Eslovaquia, que hoy estarán recibiendo el primer cargamento de Sputnik.

En Argentina ya se esta padeciendo el problema de producción ruso. El gobierno celebró acuerdos por varios millones de vacunas y solamente ha podido hacerse de unos cientos de miles.

Pero el problema mas dramático de Putin es el frente interno. Ante la baja producción y la alta demanda externa, el gobierno de Moscú no esta pudiendo vacunar a su propia población y siendo el primer país del mundo en registrar la vacuna, en agosto pasado, apenas ha podido vacunar al 3% de su población.

El propio presidente habló de cuatro millones de personas vacunadas y solamente la mitad de ellas con las dos dosis necesarias, cuando debe proteger a una población de 146 millones de habitantes.