Muerte al dictador”, ha sido la frase más escuchada durante las protestas en Irán en contra del régimen teocrático de Ebrahim Raisi desde el 16 de septiembre. La muerte de Mahsa Amini, una joven Kurda de 22 años, a manos de la llamada Policía de la Moral por llevar “mal puesto” el velo, ha sido la chispa que encendió la llama, pero el disconfort de las mujeres iraníes frente a las políticas de vestimenta en el país, y la reducción de sus derechos con el paso del tiempo, viene desde hace años.

Mahsa Amini murió bajo la custodia de la Policia de la Moral, quienes alegaron que había muerto por "un paro cardíaco".
Mahsa Amini murió bajo la custodia de la Policia de la Moral, quienes alegaron que había muerto por "un paro cardíaco".

De acuerdo con la politóloga por la Universidad de Buenos Aires (UBA), y periodista de internacionales, María Constanza Costa, para el Economista, las protestas comenzaron “porque tocan una fibra sensible de la sociedad iraní, no sólo por la brutalidad de esa muerte, sino que también porque las mujeres vienen luchando desde el inicio de la revolución contra esta imposición". Costa asegurá que el hiyab "es una de las tantas formas en las que se manifiesta la opresión del régimen sobre ellas”. 

La excusa de la religión para reprimir

El uso obligatorio del hiyab, pañuelo utilizado para cubrir la cabeza, cuello y parte del pecho, data desde la Revolución de 1979, momento en el cual se instauró la República Islámica que sigue hasta la fecha. Ya en 1983, se implementó la penalización para aquellas que incumplan con la norma. Sin embargo, la llegada de Ebrahim Raisi al poder en el 2021, quien además es un clérigo ultraconservador, trajo consigo la intensificación de las leyes acerca del uso del hiyab.

Más de cien mil mujeres reclamaron el 8 de marzo de 1979 contra el código de vestimenta que las obligaba a usar el hiyab.
Más de cien mil mujeres reclamaron el 8 de marzo de 1979 contra el código de vestimenta que las obligaba a usar el hiyab.

De acuerdo con esta ley, las mujeres y las niñas —incluidas las de tan sólo siete años—, están obligadas a cubrirse el cabello con el hiyab. Las que no lo hacen, son consideradas delincuentes por el Estado, lo que puede llevar a su detención, pena de prisión, multa o latigazos. 

Para vigilar que esta ley se cumpla, desde 1979 existe la Policía de la Moral. Esta vigila a toda la población femenina a lo largo del país: un total de 40 millones de mujeres y niñas. Los agentes, quienes ocasionaron la muerte de Masha Amini, conducen por toda la ciudad, y tienen el poder de parar a cualquier mujer y examinar su vestimenta, estudiando detenidamente cuántos mechones de cabello tiene a la vista, la longitud de sus pantalones y su abrigo, e inclusive, la cantidad de maquillaje que lleva.

La imposición de reglas ultraconservadoras en tiempos modernos

Por este extremismo que ha perdurado por años, no es sorprendente escuchar durante las protestas el desprecio de las mujeres a la religión del Islam. “Que se pierdan los clérigos”, gritan las jóvenes durante las manifestaciones en los institutos, “No queremos la República Islámica”. La implementación de normas tan estrictas, y la prohibición de vivir la religión como uno quiera, ha hecho que tanto en Irán como alrededor del mundo se tenga recelo hacia el Islam. 

Las mujeres reclaman quitándose el velo durante las manifestaciones.

Las jóvenes queman sus velos, salen a la calle sin estos, o inclusive, se cortan el cabello en señal de protesta. Así reacciona una población que está cansada de vivir en el pasado y bajo la represión. "No es tu problema", "no quiero ponerme el hiyab", "no puedes decirme lo que tengo que hacer" son tan solo algunas de las frases que demuestran que Irán probablemente esté a las puertas de un cambio.