La guera de Ucrania es además de una conflagración bélica, una guerra informativa donde tres sectores buscan condicionar la opinión pública, y animar  o desanimar a un pueblo o a las tropas. Por eso Volodymyr Zelenski, que se ha revelado como un extraordinario comunicador, utiliza la "falta de remate" de ciertas acciones militares rusas para mostrarse victorioso, los rusos modifican la realidad, para decir que cumplieron sus objetivos y Estados Unidos pasea a Joe Biden cerca del campo de batalla.

Lo que es evidente es que los rusos de Vladimir Putin no han podido entrar a las grandes ciudades. El método ucraniano de defensa ha sido exitoso. Es una victoria militar clara de un Zelenski solo, que como el mismo dice, no ha recibido casi ninguna ayuda de Occidente. Pero Rusia ha destruido sus ciudadas. Kiev está abandonada y casi en ruinas. Mariupol fue arrasada. Es difícil considerar el estado en que han quedado las ciudadades, un éxito.

La propaganda Occidental, un tercero inactivo en el conflicto, intenta mostrar acción de la inacción. La última visita de Biden a sus soldados en Polonia no ha sido mas que una puesta en escena clásica de la propaganda de guerra. Pero las sanciones no detuvieron a Putin, si algo lo detuvo es el ejército ucraniano.

El gran ganador en un conflicto donde nadie gana, es Zelenski. Ha evitado por un mes que los rusos tomen el control político de las grandes ciudades, incluso aquellas que sin ser la capital, tienen importancia estratégica para el enemigo. Y se ha transformado en una suerte de líder mundial.

Putin está encerrado. Si no termina lo que empezó su prestigio se desmorona y esta guerra podría alejarlo del poder en Rusia, los jerarcas, van a cobrarle caro la pérdida de sus privilegios en el mundo y la caída brutal del prestigio militar de su país, que hasta antes de este mes, era potencialmente visto como un enemigo de peso para las grandes potencias y hoy ha demostrado enormes falencias frente a un adversario a priori, muy inferior en términos de potencial bélico.