A 150 kilómetros del noreste de Kabul, la capital de Afganistán, se encuentra el último reducto de la resistencia contra el dominio talibán, un valle de escarpadas montañas que no ha pisado ninguna fuerza invasora en más de 40 años.

El valle de Panjshir resistió la ocupación de las tropas soviéticas en los 80 (1979-1989) y le plantó cara al Talibán en los 90 (1996-2001), convirtiéndose en un bastión de oposición al grupo islamista.