Como resultado de las protestas que hace un año protagonizan los empleados de las casas de comidas rápidas, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, anunció un aumento en el salario mínimo de los estatales, para forzar al Congreso a que tome esa iniciativa para alcanzar al resto de los trabajadores privados.

Desde hace tiempo, los trabajadores de empresas como Mc Donalds, Taco Bell, Pizza Hut y Burger King salieron a las calles para exigir un salario mínimo de 15 dólares por hora. Hoy en día, el mínimo está en 7,25 dólares y Obama decretó un aumento desde esa cifra hasta los 10,10 dólares para los empleados de Gobierno.

Por otro lado, la inyección económica apunta a calmar a los mercados y restaurar la demanda agregada y el consumo de la economía norteamericana, que se sostuvo en base a los incentivos de la Reserva Federal desde 2008 –tras el pico de la crisis- y vieron con recelo el anuncio del Tesoro la última semana: empiezan a descender los estímulos.