Ataques coordinados por parte de extremistas islámicos armados con ametralladoras de alto poder mataron por lo menos a 42 personas en el noreste de Nigeria, informaron el martes las autoridades, en lo que representa el caso más reciente de una serie de ofensivas, cada vez más sangrientas, que han amenazado la paz en la nación más poblada de África.

Los hechos de violencia se produjeron en múltiples sitios de Bama, un poblado golpeado repetidas veces por milicianos, en el estado de Borno, donde las balaceras y explosiones no han cesado desde que comenzó una insurgencia en 2010. El martes los extremistas utilizaron múltiples ametralladoras y cañones antiaéreos.

Dos soldados murieron durante uno de los ataques, así como 14 guardias de una prisión federal nigeriana, cuando los extremistas la allanaron, dijo el teniente coronel Sagir Musa. Durante la confusión escaparon 105 internos. Veintidós policías también murieron durante los ataques, así como tres niños y una mujer, dijo Alhaji Sagiru, comandante de la policía de Bama.

Los ataques guerrilleros de extremistas islámicos en el norte de Nigeria se han vuelto cada vez más sangrientos.

No se sabe con precisión que sucedió exactamente, aunque Musa dijo que unos 200 combatientes en autobuses y camionetas equipadas con ametralladoras atacaron las barracas del Batallón 202 del asediado ejército nigeriano. El teniente coronel indicó que fallecieron dos soldados y 10 insurgentes.

Varios ataques cometidos por extremistas islámicos han incluido el bombardeo e incendio de torres de telefonía móvil, lo que dificulta aún más las comunicaciones para las autoridades de seguridad y los civiles. Al menos 17 personas murieron en un ataque en Bama a finales de abril.