Munich se ha convertido en "una nueva Jerusalén para los refugiados que llegan a Europa", describió por Continental Cecilia Guardati, enviada especial de Télam a Alemania. "La ciudad por momentos aparece revolucionada y afronta estos días un gran desafío logístico, político y social, divida entre un cierto rechazo y la solidaridad hacia un aluvión de hombres, mujeres y niños que llegan cargados de alivio e incertidumbre", describió en La Mirada Despierta. 

Una multitud de ciudadanos de la ciudad capital del estado de Baviera, fronterizo con Austria, recibió el pasado domingo a los primeros refugiados que desembarcaron de los trenes procedentes de Viena con mantas, ropa, comida y juguete para los niños. Pasaron unos días desde los primeros desembarcos de refugiados y el clima en la principal estación de trenes de Munich sigue estando marcado por las muestras de afecto y por gestos de solidaridad, destacó Guardati. 

Según los testimonios recogidos por la periodista argentina, las resistencias a acoger la ola de refugiados son más fuertes "entre los más viejos". En las estaciones, decenas de policías acompañan de forma amable a los refugiados que bajan desorientados de los andenes, luego unos voluntarios les ofrecen ropa y comida, antes de hacerlos pasar por un rápido control médico y subirlos a colectivos que los llevarán hasta el "Messe" -las instalaciones del centro de congresos Messe Munchen International-, donde les toman las huellas dactilares para registrarlos antes de enviarlos a campos de refugiados.