Un cambio en la ley de Nueva York hizo posible que se presentaran más de 9.000 denuncias de abuso infantil, incluidos los casos contra el príncipe Andrew, Bob Dylan y sacerdotes católicos de alto perfil, previamente bloqueadas por el estatuto de limitaciones del estado, el que establece las pautas estrictas con respecto a cuánto tiempo tienen las víctimas para entablar una demanda.