Las fuerzas rusas que habían tomado Chernobyl después de violentos combates el 24 de febrero, debieron abandonar el lugar luego de comprobarse que muchos de ellos estaban contaminados por la radiación.

Los rusos entreagron formalmente el control de la planta a las fuerzas ucranianas y se dirigieron en dos convoyes hacia Bielorrusia donde serán atendidos por las descompensaciones que le habría originado el contacto con la energía nuclear liberada.