La alta participación en las elecciones de ayer en Irán benefició al candidato moderado Hasan Rohani quien, escrutados hoy el 60% de las mesas encabeza los primeros resultados oficiales con un 50,40% de los votos, según datos del Ministerio del Interior.

De un total de unos nueve millones votos contados, Rohani obtuvo alrededor de seis millones, quedando relegados a mucha distancia los dos candidatos considerados favoritos por sus apoyos entre los sectores conservadores que controlan las palancas de poder, Mohamed Qalibaf, alcalde de Teherán y Said Jalili, Secretario el Consejo Supremo, ambos muy cercanos al líder supremo el ayatollah Ali Jamenei.

Muy lejos como el cuarto candidato más votado, quedó el ex comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria y actual mediador entre el Parlamento y el Consejo de los Guardianes, Mohsen Rezai.

De los ultraconservadores, dos están entre los ocho ciudadanos iraníes que, junto con un libanés, están reclamados por la justicia argentina como supuestos implicados en el atentado de 1994 contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) de Buenos Aires, en el que murieron 85 personas.
Rezaei, que era entonces comandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución, está buscado con "alerta roja" por Interpol, mientras Ali Akbar Velajati, canciller en 1994, está buscado por Interpol, pero sin "alerta roja", por el caso AMIA.

Para ser proclamado presidente se necesita obtener el 50% más uno de los votos. Fuentes extraoficiales aseguran que la participación en los comicios rozó el 80%. Aunque todavía quedan muchas urnas por abrir y se desconoce cuántos de los 50,5 millones de iraníes con derecho a voto participaron, la tendencia parece clara. En el peor de los casos, Rohani pasará a una segunda vuelta con el segundo mejor clasificado, prevista para el viernes 21 de junio.

Desde las presidenciales de 2009, muchos iraníes perdieron la confianza que pudieran tener en sus gobernantes. Entonces, las expectativas de triunfo del candidato reformista Mir-Hosein Musavi se vieron frustradas por un aplastante resultado de Mahmud Ahmadinejad. Las protestas que siguieron, las más graves desde la revolución de 1979, fueron duramente reprimidas.

Ahora, Rohani, un clérigo conservador moderado, parece haber recogido el voto de muchos de aquellos desencantados que quieren dar una oportunidad al juego democrático, por muy defectuoso que sea, antes de dejar que su país siga cayendo hacia el abismo de la mano de los ultraconservadores. Durante la campaña, hizo llamamientos para recomponer las relaciones exteriores de Irán y sugirió la promulgación de una "carta de derechos civiles".