Los chileanos acuden hoy a las urnas para aprobar o rechazar la que ha sido descrita como la constitución más progresista del mundo, que reemplazaría al documento de 1980 redactado durante la dictadura del general Augusto Pinochet.

El referéndum marca la culminación de tres años tumultuosos de protestas y agitación política, en los que una protesta por los precios del metro se convirtió en un amplio levantamiento contra las desigualdades profundamente arraigadas y una clase política desconectada.