El gobierno de Tony Blair tuvo acceso especial a los archivos de inteligencia de Estados Unidos en la Bahía de Guantánamo que revelaron que no había evidencia creíble contra los detenidos británicos, según afirma un nuevo libro.

Los funcionarios estadounidenses esperaban que cualquier detenido británico liberado del notorio campo de prisioneros fuera detenido una vez que pusiera un pie en el Reino Unido o puesto bajo estricta vigilancia. Pero los funcionarios que examinaron los archivos de los detenidos británicos en una reunión en Washington en febrero de 2004 encontraron que no había pruebas significativas en su contra.